jueves, agosto 23, 2007

Proyecto de ciudad: un acto heroico en Cartagena

Felipe Torres
Cartagena, Colombia

- La implementación del proyecto de Cultura Ciudadana en Cartagena es ley. El proyecto Buen Ciudadano trabaja para que desde la escuela los niños conozcan acerca de estos principios y los transmitan en sus casas y en sus barrios.

En Colombia se empezó a hablar de cultura ciudadana cuando Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, diseñó estrategias con el fin de que el “individuo se autorregule”, se comporte cívicamente y actúe con sentido de pertenencia frente a las cosas que suceden en su entorno.
Para conocer la Cartagena que no pregonan los medios solo es necesario montarse en un bus que recorra, además de las zonas turísticas y bonitas de la ciudad, los barrios de ranchos que cuelgan del cerro de La Popa o los que se extienden al oriente de la ciudad.
Los buses llegan a los paraderos precedidos por el grito de sus voceadores que a voz en cuello pregonan la ruta: “Centro, Bomba el Amparo, Pie de la Popa, Zaragocilla, si hay puesto”. Pocas veces hay donde sentarse pero siempre hay espacio para alguien más.
Algunos de estos buses urbanos tienen tres puertas de acceso y por todas es posible abordarlo. Dos adelante, una de ellas al lado del conductor y la otra atrás. Tienen sillas con tres puestos al lado izquierdo y de dos puestos al derecho, con una estrecha franja por donde pasar. Esta vez hay un grupo de niños futbolistas entre los que se cuentan tres con vocación de cantantes y uno con espíritu de payaso que no para de contar chistes y vacilar a todas las mujeres que van por los andenes: “chao mi amor. Cuñao me la cuida”.
Afuera van pasando las vallas políticas previas a las elecciones: el hombre que dice lo que piensa y hace lo que dice, el que promete acabar con la corrupción y la aspirante al concejo que sí quiere a Cartagena. Aquellos que de bajo presupuesto pintaron el muro que sobró o los que pegaron afiches con sus fotografías encima de los paredones que anunciaban conciertos, corridas de toros o protestas laborales. Por las ventanillas de los buses se arroja todo lo que al pasajero le estorba, sin importar dónde o a quién le caiga. Y no es algo eventual, basta mirar los otros transportes para ver como llueven envolturas, bolsas, papelitos, tarjetas de celular y residuos de fruta. La cultura ciudadana, a primera vista, es un tema del que muy pocos han oído hablar en Cartagena.
Jorge Iván Villa es el encargado de la secretaría del interior y la convivencia ciudadana. Desde su despacho ubicado en el barrio Manga se coordina todos los días la recuperación del espacio público, la seguridad y los eventos no ordinarios, como fiestas, tablados musicales o procesiones, que se celebran en los barrios.
“Si vamos a hablar de cultura ciudadana aquí en Cartagena tenemos que mirar la situación de la gente donde el índice de las personas que están en el cinturón de miseria llega al 70% (en Colombia se estima que el 49% de la población es pobre)”, cuenta el abogado Villa, que ha trabajado en la alcaldía local con la empresa eléctrica, la secretaría de transporte, la personería y los procesos de conciliación con las bandas de delincuencia de los barrios.
Los principales problemas de la ciudad, de acuerdo a la percepción de sus habitantes, son la falta de empleo, la pobreza, los servicios de salud y el acceso a la educación según el estudio Cartagena Cómo Vamos que se realizó en 2005. “La carencia de los servicios básicos (acueducto y alcantarillado) es el factor que más incide en la pobreza de Cartagena”, concluye este estudio hecho por iniciativa privada.
En el bus que lleva al despacho de Jorge Villa sobrevive una huella de los intentos por promocionar la Cultura Ciudadana: “Tú tienes derecho al silencio, exígelo”, dice en un papel roto, que comparte con las ofertas de estudiar inglés o aumentar los ingresos la pared derecha del automotor.
Para promocionar esta cultura, en Cartagena existe el grupo El Buen Ciudadano, conformado por profesionales de la educación y cercanos al gremio. Ellos han propuesto que Cultura Ciudadana sea una cátedra que se le dicte a los niños en las escuelas para que ellos sean portadores y multiplicadores en sus casas y barrios. Diseñaron también un programa enfocado a los taxistas, y con extensión a los conductores de bus, para capacitarlos en el tema, ya que ellos están en permanente contacto con la mayoría de los pobladores y turistas.

Brecha social
“Aquí el problema es la brecha social tan grande que existe. Mire que hay gente que tiene para mantener lanchas, botes, tener un club y salir a pescar en las tardes mientras que hay otros que se tienen que ganar el pan diario. Hay gente en Cartagena que no tiene para las tres comidas diarias”, cuenta el abogado Villa mientras afuera de su despacho se arma un bullicio por un problema entre los vigías del espacio público.
Villa poco conoce del plan Cartagena Cómo Vamos y algo ha oído hablar del grupo Buen Ciudadano, sin embargo, es optimista del proceso que ha vivido Cartagena desde 2004, año en que la ciudad estuvo en el momento más difícil de su historia reciente. “Este problema de ahí afuera –dice refiriéndose al bullicio que se creó con los vigías- es una cosa de diario. El trabajo es duro porque la gente no es conciente de los beneficios que esto trae. Tienen una necesidad y es sobrevivir, pero no les importa dónde se ubican, dónde dejan los desperdicios de lo que venden, ni les importa sacar la basura los días que no pasan los carros de recolección”.
De acuerdo al funcionario Villa, el alcalde actual le ha cambiado la cara a la ciudad. Habla de la generación de empleo, de la resocialización de los pandilleros y del trabajo en mejorar la calidad de vida. Dice tener varios problemas, en especial la falta de recursos para hacer una inversión social, además de la cantidad de personas que llegan a Cartagena desplazadas, ya sea por el conflicto armado o porque vienen buscando una mejora de su situación.
La perspectiva es que en algunos años muchas cosas cambien en la ciudad. Se planea un sistema de transporte masivo, un ordenamiento de las zonas de invasión –aquellas donde viven los desplazados-, y promover la cultura del buen ciudadano. Pero para eso habrá que borrar esa brecha social, rebajar el índice del desempleo y mejorar el acceso a la salud y a la educación.
En el papel está, y es ley, continuar con la implementación de la cultura ciudadana, así los candidatos que ahora batallan en cada barrio por los votos para ocupar sus aspiraciones lo desconozcan y al contrario de brindar estrategias contra el desempleo estén prometiendo acabar con la corrupción, un mal que a lo largo del país pervive en todas las instancias de poder.

Colombiano confiesa asesinato de joven chilena

- La comunidad de Tenerife rechazó el crimen mediante una congregación en Arona, municipio donde residía la inmigrante de 15 años asesinada la noche del 26 de julio.

Andrés Torres
Cartagena, Colombia

El colombiano Héctor Fabio Franco Giraldo de 28 años confesó el jueves 2 de agosto el asesinato de Fernanda Fabiola Urzúa, inmigrante chilena, y llevó a las autoridades hasta el sitio donde la enterró el 26 de julio.
La noche del crimen Fabiola Urzúa regresaba de la casa de unas amigas y cogió una carretera destapada minutos después de las nueve de la noche. Según fuentes de la investigación fue allí donde Héctor Fabio la interceptó y en un principio le propuso sostener relaciones sexuales. Ella se negó y amenazó con llamar a la Guardia Civil.
En la fotografía que circuló con motivo de la desaparición de Fabiola se ve a una chica de tez morena, cuerpo delgado y de 1.65 de altura. Sus rasgos latinos se pueden apreciar en otra fotografía donde aparece con un vistoso peinado en trenzas, las cejas marcadas con delineador, ojos negros maquillados y labios brillantes. Le gustaba la música y vestía similar a como lo hacen las gemelas K-narias, un dúo de reguetón local.
De Héctor Fabio poco se sabe. Cinco años antes había intentado abusar sexualmente de una turista en Los Cristianos, otra localidad canaria. El carro azul de su propiedad fue visto por un inmigrante transitando por el camino que cogió aquella noche Fabiola. "Tuvimos la suerte de que no tenía garaje para guardar el vehículo y lo dejó en la calle; enseguida supimos quién era su propietario”, informó la fuente del juzgado de instrucción número cinco de Arona.
En el interrogatorio Héctor Fabio reconoció haber asesinado a la joven chilena pero negó que hubiese abusado sexualmente de ella, hecho que se esclarecerá luego de la autopsia que se le haga al cadáver de Fabiola. Según la declaración dada no la golpeó cuando ella amenazó con llamar a la Guardia Civil sino que la tomó del cuello hasta que se desmayó. La ingresó por la fuerza a su Dodge y poco después de echar a andar, la joven se despertó y empezó a gritar.
“Asustado” por esta reacción y “conciente” de sus antecedentes, Héctor Fabio golpeó varias veces a Fabiola Urzúa en la cabeza con una piedra hasta matarla. Luego la enterró en un sector del barrio El Fraile, cerca de la casa donde ella vivía con sus padres y a donde se dirigía la noche de su muerte.

Reacciones de la comunidad tinerfeña
"El cadáver fue hallado en la zona de El Palmar, un lugar por donde habíamos pasado tres veces pero, aunque hubiéramos pasado más, no lo hubiéramos encontrado porque estaba oculto, tapado con piedras y arena", aseguró la Guardia Civil.
Luego de notar su desaparición se inició un amplio operativo de búsqueda en el cual participaron cerca de 300 personas entre civiles y autoridades militares y de policía. La noticia se difundió y se publicó la imagen de la joven que era buscada, además, por dos helicópteros y por unidades acuáticas. “Se trata del mayor operativo de rescate desplegado nunca antes en Tenerife para localizar a una persona", dijo Enrique Sancho Touro, el comandante en jefe de esta operación al diario El País el pasado martes.
Durante una semana no se tuvo noticia alguna del paradero de la joven y a la par de la búsqueda se hizo la investigación pertinente a este tipo de casos. Un hombre rumano fue detenido por sospechas y tan pronto se logró dar con el paradero del colombiano fue puesto en libertad. Sin embargo se le sigue investigando por supuesto encubrimiento.
Las investigaciones generaron una desbandada de inmigrantes indocumentados que laboraban en las granjas agricultoras de la zona. También llamaron la atención de los videntes que se apresuraron a dar el lugar donde sus presentimientos apuntaban al paradero de la joven.
El encontrar a Fernanda Fabiola muerta ha significado para la comunidad tinerfeña un duro golpe que se suma a la desaparición de Yeremí Vargas en la Isla Gran Canaria y de Sara Morales de quien no se conoce noticia alguna desde hace un año. La población está alarmada y según el responsable de los Derechos de la infancia de Unicef-España, Gabriel González-Bueno “estos casos ocurren desgraciadamente demasiadas veces, pero no se debe generar una sensación de pánico que derive en una protección excesiva, lo que sería perjudicial para su desarrollo”, tal como lo informó ABC.es
A manera de rechazo la comunidad se reunió alrededor del sitio donde fue encontrada Fabiola y realizó una jornada de reflexión acerca del suceso mostrando fotografías de la joven y carteles recriminando el hecho.
Por su parte Héctor Fabio se encuentra incomunicado en la cárcel Tenerife II. Su novia Jasmin Victoria, con la que vivía desde hace siete meses, alega que su novio es incapaz de matar a alguien y que todo esto les está dañando la vida, tal como lo declaró al diario El País este domingo. Los resultados de la autopsia definirán si en realidad Fabiola fue violada antes de morir y confrontarán la versión dada por el detenido.

El Capo capturado en Brasil

Andrés Felipe Torres

Cartagena, Colombia

- El director de la policía de Sao Paulo Abel Saadi dijo que antes de ser extraditado a Estados Unidos, alias “Chupeta” deberá rendir cuentas a la justicia brasileña.


Con la extravagancia propia de los narcotraficantes que han pasado a la historia convertidos en leyenda, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”, fue capturado ayer en horas de la mañana en Sao Paulo donde vivía hace seis meses con la identidad de Marcelo Javier Unzue.
Medellín estuvo sorprendida por las historias, ficticias o reales, que se crearon alrededor de la figura de Pablo Escobar. Los carros bombas dejaron al descubierto edificios blindados, gustos exóticos y derramamiento de sangre que eran el costo por ser el capo con mayor participación en el negocio.
Con la detención de “Chupeta” se evidenció la historia de un hombre que se realizó seis cirugías estéticas para cambiar los rasgos físicos; que es procesado por homicidio de informantes, policías, amigos y hasta familiares que en algún momento se le atravesaron; y de quien se cree tiene una fortuna de U$1.800.000.000
Grifos de oro que abrían puertas secretas, pasadizos de escape, túneles y sicarios al servicio de la seguridad de los capos, como en el caso de Escobar, de quien se decía tenía incrustado un crucifijo dorado en el pecho, sorprendieron en la década de los noventas cuando ser narcotraficante era una ocupación más que delictiva, de orgullo.
Pero esos tiempos han pasado y ahora el negocio se maneja diferente. “Chupeta”, que aparece en las primeras fotos de los archivos judiciales como un tipo joven, de rasgos delicados y bien peinado, presentaba al momento de ser capturado la apariencia de un hombre viejo, con la nariz alargada, el mentón partido y los párpados más angostos, producto de las seis cirugías que se realizó para evadir a las autoridades que lo perseguían.

Vida de telenovela
Ingresó a la vida delictiva cuando en los años 80 aceptó trabajar como chalán en las pesebreras del narcotraficante Iván Urdinola y junto con su amigo Juan Carlos Ortiz, alias “Cuchilla”, escaló los peldaños hasta hacerse cargo del cartel del Norte del Valle. Eran los años del cartel de Calí, dirigido por los hermanos Rodríguez Orejuela que se encuentran hoy sometidos a la justicia de Estados Unidos. Con la caída de esta red de tráfico, el negocio lo hereda el cartel del Norte del Valle y “Chupeta” se vuelve protagonista.
Anónimo para la justicia en Colombia, en 1996 fue dictada su primera orden de captura por testaferrato, enriquecimiento ilícito y tráfico de drogas. Se entregó acompañado de su escudero “Cuchilla” y fueron condenados a 22 años de cárcel, los cuales se redujeron a seis por los beneficios a los que se acogieron.
Salieron en 2002 y pocos meses después fue asesinado “Cuchilla” mientras que una corte de Washington emitió una orden de captura a “Chupeta”. Allí empezó de nuevo su vida clandestina.
El punto álgido de la historia se empezó a desembrollar a finales de 2006 y en enero de este año fueron descubiertas cinco caletas con 89 millones de dólares. Entre los vigías de las caletas fue detenido Laureano Rentería, quien fingía ser albañil y que resultó ser uno de los hombres más cercanos al capo.
Rentería colaboró con la investigación y fue pieza clave en el descubrimiento del paradero de “Chupeta”. En febrero, un mes después, apareció muerto en su celda de La Picota, envenenado con cianuro, mientras se tramitaba su extradición.
“Chupeta”, quien era el capo más buscado por la DEA, había evadido un cerco de la policía argentina, país en el cual tramitó el pasaporte falso con el que fue detenido en Brasil.
El operativo que dio con su captura fue coordinado por policías españoles, argentinos, uruguayos, estadounidenses y colombianos. Al ser detenido en un lujoso sector de Aldeia da Serra, municipio del área metropolitana de Sao Paulo, confesó ser Juan Carlos Ramírez, frente al asombro de los efectivos policiales por las diferencias entre la fotografía y el aspecto del detenido.
“Juan Carlos Ramírez será extraditado en las próximas horas a Estados Unidos porque, aunque tiene deudas con la justicia colombiana, el gobierno no hará la petición de extradición”, afirmo el ministro de defensa colombiano Juan Manuel Santos, por lo cual todo apuntó, al principio, a que “Chupeta” sería enviado inmediatamente a Estados Unidos. El director de la policía de Sao Paulo, Abel Saadi, dijo a la emisora la W, que “Juan Carlos Ramírez primero tendrá que responder por los crímenes cometidos aquí en Brasil y después de cumplir las penas, que estarían entre cinco y quince años, sería extraditado”.
Lo cierto es que, esta semana o dentro de quince años, “Chupeta” será extraditado a Estados Unidos, sin hacer escala en Colombia y sin posibilidad de hacer uso de esa ley que rigió entre los capos de otro tiempo: “Prefiero una tumba en Colombia que una celda en Estados Unidos”.