lunes, abril 30, 2012

Teléfono Roto

—Con que somos nosotros, eh.
—Sí, qué tal!
—Me han hablado tanto de vos que tenía miedo de venir.
—Elizabeth?
—Es que no sabía si me caías bien o mal; o si me deberías caer mal o no.
—Que curioso que nunca nos hubiésemos encontrado con lo cerrado que es el gremio.
—Bueno, se llegó el día.
—Y porque ibas a odiarme, no te hice nada.
—Pero es que si a vos te embiste un toro le coges miedo hasta a los becerros de felpa.
—Va por el lado de Elizabeth.
—Bueno, más o menos, pero no es Elizabeth.
—La amiga de Elizabeth.
—Fue mi novia. Pero no cualquier novia. La Novia, en mayúsculas.
—Pero yo no la conozco.
—Entonces porque sabías que era por ella.
—Elizabeth me ha contado.
—Y qué más te contó.
—No mucho.
—Ella es la hermana del exesposo de Elizabeth.
—De Faber.
—El mismo.
—Aja
—Yo no te puedo decir si odio a Elizabeth. De hecho no sé si hizo algo en mi contra. Te aseguro que a ella no le gustaba mi relación con Natalia, es todo lo que tengo claro. Y sé de algo más que hizo, pero por eso no la debo cargar contra ella. Fue el momento, pero te aseguro que el tiempo que ella no estuvo, yo viví lo mejor de mi vida con Natalia.
—La querías mucho...
—Mirá, yo he vivido 28 años hasta hoy, y te los cambio todos, todos por ese año con ella. No me quedo con ninguno.
(Silencio)
—Pero bueno, la vida sigue
—Yo la vi algún par de veces. Estaba embarazada.
—Sí, se llama Salomé.
(Silencio)
—Yo lo supe apenas hace unos días, cuando me dio por saberlo.
—Sí?
—Me sé desde los apellidos hasta el color de piel.
—Bueno, eres periodista.
—Sí, que vaina. Mejor, experiodista.

No hay comentarios.: