sábado, septiembre 27, 2008

Bueno... Qué la vida te guarde

Es esta la última vez que le escribo a Diana Cornejo. Hoy ya no existes para mí. Hoy he gastado el último cartucho, y aunque sé que nunca leerás esto creo que es la mejor forma de exorcisar mis males. Me va a doler olvidarme de tí, y saber que hoy me levanté amándote como a nadie y que al atardecer tendré que empezar a olvidarlo.

Desde un año y medio vos entraste en mi vida. En un momento muy difícil, pero también muy bonito. En este año y medio mi vida creció de una forma increíble. Estuve en Cartagena, pasé por una agencia de prensa, una revista y ahora por un proyecto con toda la vitalidad. Puedo declararme desarrollado profesionalmente.

Y cuando llegaste me enfoqué en vos. Hice todo lo que a mi alcance estuvo para hacerte feliz. Me tocó cambiarme de lugar de residencia pero no cambié el lugar de las cosas en mi corazón. Y cada mañana desde que vivo aquí me he levantando pensando en un lugar para vos. Pero mañana no lo haré. Claro que pensaré en vos, que te extrañaré... que lloraré por vos. Pero ya nunca más estaremos juntos. Así que de nada servirán las lágrimas y los suspiros.

Y yo tenía como propósito luchar esta vida y la otra. Pero si no existía otra persona. Te felicito, espero que Juan Miguel llene ese espacio tan hermoso... y que sea depositario del amor tuyo. Debe ser un hombre maravilloso si te has fijado en él y ojalá te brinde todo lo que se merece una persona tan hermosa como vos.

Pero discúlpame que no me someta a la balanza de que escojas si él o yo. Vete con él, declino mi candidatura a ser feliz al lado tuyo. Ya no tienes porque sentirte confundida, sólo tienes un camino... y se llama Juan Miguel.

No quiero que me vengas con ese cuento de que si somos el uno para el otro el tiempo se encargará de unirnos. Es filosofía de canción barata y trato de no dejar cosas al azar. La persona que es para mí la voy a luchar, contra el destino, los astros y los duendes. Pero al azar no le voy a dejar mis decisiones, el azar no va a escoger si la mujer que es para mí aparezca en una curva.

Ya te fuiste y aunque me duele quiero que seas feliz con él. Te lo mereces, una persona como vos se merece cielo y tierra. Y ojalá que él te dé todo eso. Por mi no te preocupes, me he cuidado solo desde que nací y si me gradúo o no, si voy a España o no, si me muero o vivo ya no tendrá porque importarte. Tú renuncisate a mí y tienes que asimiliar así las cosas. Cuando uno renuncia a alguien, renuncia por completo. No es cuestión de hagámonos amigos y la vida es bella. Te vas, te vas. No hay más que hacer.

Y creo que me sentiría en derecho a hacer reclamos. ¿Porqué? No importa, que la vida te guarde. Que la vida te dé lo que yo te quité. Ahora entiendo las cosas, tu felicidad depende de tener una persona al lado y no de tener un proyecto de vida para luchar. Y sí, discúlpame que te lo diga en la cara: fuiste caprichosa e impaciente. Y te regalo un consejo: cuando te encontres una persona que valga la pena, hacé todo lo posible, todo lo posible por hacerla feliz. Por lucharla, por ganarte a esa persona. Conmigo no lo hiciste y no te culpo, la falta de alguien al lado, que te mime y que esté 24 horas te ganó la partida. Yo no estuve todo este tiempo, no pudiste disponer de mí cuando deseaste porque salí a buscarme un proyecto de vida que siempre te tuvo como Norte, vos eras la brújula. Te lo dije en ese momento y te lo repito ahora: eras la razón, y ahora la razón tendrá que cambiar.

Me hubiese gustado disfrutar mucho más de tí. Haberte acompañado mucho más. Pero tuve que salir. Y si no te acompañé algunos fines de semana, si mi ausencia te llegó a embargar, fue porque quise tener algo que ofrecerte luego. Era mi oportunidad de buscar algo.

Yo no trabajé para un momento, yo no busqué ir a cine contigo y listo. Hice todo por ofrecerte una vida, pero me ha quedado grande. El tiempo se alargó y tú no quisiste esperar. Ahora todo esto será para otra persona. En un año aquí me escondí porque no quería abrir mi corazón: ya te lo tenía hipotecado a vos. Pero como ahora me das la libertad de hacer lo que deseo, será otra la persona depositaria de lo que trabajé para vos.

Y como este es un blog que no lee nadie también le quiero escribir a Juan Miguel:

Debe sentirse feliz de lo que ha logrado. Esa mujer me llevó al cielo y me paseó por la gloria. Disfrútela y dele lo que yo no pude. Y sepa que pocas veces ha de encontrarse una mujer como la que ahora lo acompaña.

Hasta nunca.

No hay comentarios.: