lunes, septiembre 29, 2008

Lección de amistad

Nunca he dado un paso en falso. Tampoco me han gustado las discotecas, las fiestas, lo sombrío. ¿Será que me equivoque? ¿Será que he perdido la mitad de mi vida al no querer vivir lo de todo mundo? ¿Será que no habría perdido a Diana si me la hubiera jugado por esa vida?

No sé. No sé. Hoy vi una película, una gran película y he llorado lo indecible de sólo pensar que Diana nunca más estará. Era una película que a ella le habría gustado. Para ya no importa ella. Ojalá sea feliz con su nuevo amor.

Pero también me preocupa que nunca he sido de amigos. Que hay gente que tiene pocos amigos, y que yo no tengo uno. Conocidos circunstanciales muchos, pero nunca he dejado a alguien que ingrese a mi corazón. Nunca he sostenido un cruce de correos, nunca le he seguido una frecuente a alguna persona. De todos me olvido. Creo que algo no funciona bien en mí. Creo que tendré que aprender a comunicarme, antes de que sea mucho más tarde.

Este difícil paso de mi vida ha sido menos oscuro y triste gracias a César. Es difícil recordar cuando fue la primera vez que lo ví, estaba revuelto en la gran masa de estudiantes que entramos a la Universidad, y si acaso no me hice su amigo fue porque ninguno de los dos participamos de las muchas cosas que hacían nuestros compañeros. Nunca nos dejamos llevar por esa ola de placeres y situaciones que se dan en la universidad y que tanto le preocupan vivir a Diana. Pero no está mal, ni la actitud que hemos tomado frente a la vida ni todas las cosas que se dan al interior de los compañeros de la universidad.

Lo cierto es que la vida me empezó a cruzar en varias ocasiones con César y hoy agradezco que me acompañe en esta difícil situación. Sobre todo ahora que me siento desconsolado por la desafortunada decisión de Diana. Tendré que cambiar mi proyecto de vida, y tachar a esa persona tan hermosa. Ya no estará para el viaje a Perú, ni a Europa... Ya no estará en la casa de campo ni tomaré cafe mientras atardece. Ya no será la persona que me acompañará por el resto de mis días. No debí enamorarme, toda mi vida la soñé alrededor de ella. Pero ella ya no está. El final de la película no fue bonito porque yo no me gané "el tercio".

- Mami, qué es ganarse un tercio?, preguntó Gaby. La mamá respondió: es... es cuando alguien nos ama mucho.

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