martes, septiembre 16, 2008

Como un adolescente

Lo bueno de esto es saber que nunca lo vas a leer y que solo algún internauta perdido conocerá dos líneas de todo lo que tengo por decirte. En esta parte, el que no seas tú, ya se habrá aburrido e ido lejos.

Lejos donde me debo ir yo luego de hacer lo que siempre me había prohibido. Y aunque me arrepiento quisiera que aparecieras. Que cumplieras con llamar. Una llamada tuya bastará para sanarme, pero también me hundirá hasta la médula en tí. No he dejado de pensarte un solo segundo, un solo instante desde ese momento, maravilloso, en que nos encontramos.

Tengo que decirte que desde el primer momento me impactaste, que me sentí morir al saber de mi poca valentía y de lo cerca que estuve de perderte. Y de lo cerca que estoy ahora... todo depende de tu llamada. Un timbre de celular podría matarme en este momento.

Y hoy todo lo que hice, lo hice por vos. Inventé miles de historias, anduve media ciudad queriendo tener un rastro tuyo. Ese pequeño instante en que fui feliz mientras tu equipo era derrotado, las malas fotos y las ganas de gritar cada punto a favor. Fui el mejor hincha durante esa media hora aunque la derrota fue apabullante.

Y yo me retorcía de felicidad al verte. Nunca vi una bola completa sin que estuviese buscando tu rechazo, tu ataque, tu grito a las compañeras. Me has hecho sentir como el adolescente que nunca fui, me has vuelto ocho años atrás. Imagínate, ocho años atrás.

Y sé que la historia termina aquí, que yo me quedaré mirando el celular mientras vos tendrás tu grata vida por delante. Ha pasado un año y solo ese día sentí que alguien me tocaba el corazón. Me has hecho sonreir y morderme los labios de imaginarme lo feliz que sería mi vida si, si, si... si llamaras.

Había soñado miles de veces este encuentro, la persona que no me generara una critica, la que desde un momento me impresionó y quien, cuando me habló, me hizo saber que lo físico no es nada a lo que llevas por dentro.

Pero también me das miedo. Por qué ahora, por qué cuando yo ya olvidé el colegio apareces vos, con ese recuerdo tan presente. Cuando yo terminé el colegio tú eras una chiquilla, acaso no habías tocado ningún balón. Y ahora que ella, no te he hablado nunca de ella, se quiere ir, apareces vos jugando por la vida como si nada. Como dándome el mensaje que me saco de mis más difíciles momentos: return to the inocence.

Recapitulemos. Yo estoy parado ahí, si ahí donde me viste por primera vez. Ya te había observado, deleitado durante ese primer partido y cuando te encontré sola te pregunté cualquier cosa sólo por saber como hablabas. - Y tú equipo, ¿qué ha pasado al fin? ¿cómo van?. Por qué hablaste... para darme a conocer un poco de una mujer hermosa... para dejarme noqueado durante un fin de semana con la respiración entrecortada y ambientada con suspiros...

Vino la presentación oficial, el temblor de las manos... Por qué no te fuiste como todo el mundo? Por qué no eres como todas que siempre creen que las van a atracar y recogen los corotos y hasta luego? Por qué no te metiste entre tu grupo de amigas, territorio inexpugnable para un hombre? Por más valiente que fuera hasta allá no habría llegado. Esa era la mejor, pero te quedaste y ahora quiero que me llames, para que te quedes.

Estuve cuatro días evocando tu corto recuerdo y esperando volver a verte. Y como que te traje la sal porque hoy no tuvieron un buen partido. Estaba que empezaba a gritar como tu técnico. Es más, el mejor momento de todos fue cuando miraste y solo atiné a hacerte una seña de ánimos. Hubiese dado lo que fuera por tener un poder mágico para cambiar ese resultado... Y ahora que no lo puedo hacer, me quiero acompañar de vos. No quiero otro año así. Ni uno más. Llámame por favor.

No hay comentarios.: