Lo mejor de todo es que te dejé una frase de guerra. Un grito de batalla que ni a mi me pertenece y que nació de un amor de mis mejores días.
"Somos el fruto de las personas que amamos": cuando dijiste eso me revolviste alma, vida y corazón. El té se enfrió en mis manos y quise que la historia fuera diferente. Pero ahora no estamos para apostarle a la felicidad. Primero la cura.
viernes, noviembre 07, 2008
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