martes, abril 21, 2009

Perdón, por fa, perdón

Que pena, de verdad que se me cae la cara de la vergüenza por lo que he hecho. Pero soy una persona demasiado cobarde y no fui capaz de dar el paso final. Yo sé que debí haberte llamado y que si no fuera por la conferencia que iba a dictar no lo hubiese hecho. Se me partió el alma al saber que pocas horas después de dejarte en la estación habías tenido que ir a una clínica y que estuviste hospitalizada por casi 48 horas. Incluso me sentí culpable.

He decidido renunciar a ser feliz contigo, y aunque sé que la vida me regalaría muchas sonrisas a través tuyo, ya no hay vuelta atrás. Con el mail que me has enviado me has dejado claro que además de estar perdonado tengo un gran capital humano contigo, y te lo agradezco. Estoy viviendo un momento único y siento que mi vida ha llegado mucho más allá de lo que me esperaba. Tal vez en la parte afectiva las cosas si no estén en su mejor momento, pero yo no tengo afán.

Con vos viví las mejores horas que he tenido en esta ciudad y créeme que alcancé a soñar por lo alto. Me desanimé cuando me contaste de un error que cometiste, y que si bien me afectó fue antes de que nos cruzáramos. Te debí permitir el perdón que ahora te estoy pidiendo. Termino contándote algo que muy pocas veces comento. Cuando yo dejé el seminario, hace ya diez años y dos vidas, lo hice por una mujer. Tardé mucho tiempo en perdonarla, y aunque ahora me clama por un poco de mi cariño aún sigo sintiendo tristeza por la decisión. Yo no soy nadie para juzgar la situación de una persona que ni conozco, pero me prevengo y me repliego. Eso no es tu error, es mi prevención lo que me impide seguir soñando.

Gracias por ese lindo mensaje, y sigo creyendo con todas mis fuerzas que eres la mujer que siempre había soñado, pero que es tu obligación buscar el hombre que vos has soñado. Un tipo valiente, a quien no te le tengas que rogar como a mí.

No hay comentarios.: