martes, abril 28, 2009

Me sacaste de casillas

Hummmmmmm, fíjate que cuando aprendí a jugar ajedrez algo en mi vida cambió para siempre y desde aquel entonces, por más que lo quiero, no he vuelto sobre los felices tiempos en los que hacía cada una de las cosas sin la más mínima responsabilidad, sin planear y sin prevenir lo más mínimo.

Cada vez que enfrentaba una partida la programaba en sus primeras jugadas y algunas vez llegué a tener una línea de diez jugadas estudiadas, como si fuera un gran maestro. Cada juego se parecía y creo que mi buen nivel se debía a los esquemas prácticos que aprendí con muchas horas de entrenamiento. Pero la estrategia del juego se traslado a la vida, común y silvestre, y desde ese entonces nada anda como una rueda suelta. ¡Qué problema! Sobre todo porque muchas de las cosas que a diario pasan nunca dependen de uno. Empecé por escribir un horario de rutinas, por pintar servilletas con estrategias o caminitos para llegar a algo. En el tablero de mi pieza puedes ver el horario de cada uno de mis días, a qué horas voy a levantarme, a que horas voy a la universidad, y obviamente a que horas me veo contigo...

Del viaje del viernes ya sé a que horas aterrizaré en Medellín, a qué horas estaré en Versalles y cuando me devolveré para la fiesta con aquellos compañeros que ya sabeís. Cuando te conocí a vos dibujé uno de esos caminitos para llegar a todo lo que ha pasado en estos tiempos. El caminito no terminaba a tu lado y ahí fallo la estrategia. Desde que no sé que pensar, ni puedo programar nada, ando perdido de este planeta. Ansioso, olvidadizo y cansado. Me tenés jugando en un tablero y una estrategia desconocida, ahora no soy yo quien toma las decisiones y lo has podido notar en cada uno de los despistes de la semana. Y para colmo de males, ahora sí estoy sintiendo los efectos de la pelea del sábado. Creo que tendré que dejar de jugar fútbol hasta que, o aprenda a perder o sepa manejar mis impulsos. El puño si bien no me imflamó me ha tenido sangrando desde ese día. Ni cuando me sacaron las cordales.

Déjame volver a mi estrategia, replegarme a mi cueva... Pero es que no soy capaz sólo, necesito que me ayudes, que no salgamos más ni que sigamos compartiendo ese poco tiempo que le hemos robado a nuestras ocupadas agendas diarias. Seguro que será mejor a toda esta ansiedad que siento cuando vos no estás... Piénsalo, no vamos para ningún lado...

No hay comentarios.: