sábado, abril 04, 2009

Señora de mis pensamientos

La de hoy ha sido la mejor de muchas noches. Aún recuerdo tus manitas calientes, tus sonrisas y tus brackets brillando en cada una de tus sonrisas. Aún tengo en la cara la sonrisa impresa que me nació cuando te vi llegar desde la séptima, con tus gafas de sol, el bolso negro, los jeans de universidad. El pelo negro, muy negro, desafiante de una playa en la que has de estar en pocas horas.

Te quiero decir que lo de hoy fue parte de un maquiavélico plan que he trazado en los últimos dias... Qué hoy cumpliste tu cita con un proceso que empecé a tejer desde hace más de una semana cuando, como un extraño llegué a la clase y me encontré con veinte caras nuevas. La tuya, como te diste cuenta, fue la que más me agrado. Desde ese momento que te sentaste a mi lado, con tus gafas de niña pila, tan parecidas a las mías, me robaste la primera de las sonrisas. Qué me agradaste desde ese momento.

Y si bien el plan lo pensé yo fueron nuestros profesores quienes lo echaron a correr. Cuando en la segunda clase, que hablabamos de los nuevos lenguajes, los mensajes de texto, las nuevas formas de comunicación tú respondiste: yo, no profe, me abriste la puerta a una idea que empezo a obsesionarme. Desde ese día empezaste a ser lo más importante. Y desde ese día empezó a correr el plan.

Como un ajedrecista pasé horas diseñando paso por paso la forma de llegar a lo que el día de hoy ha pasado. En el tablero de mi pieza dibujé una y mil veces la forma de ganarme tus sonrisas. Y hasta hoy ese plan se ha cumplido al pie de la letra.

Cuando llegué de improviso aquella tarde, ocupado con la bolsa, no fue una casualidad. Había estudiado de la mejor manera cada uno de tus movimientos, desde la cafetería había pensado en todos los planes... Y ese funcionó a las mil maravillas, y tu cara me dijo que no había fallado.

Si el jueves te pedí el número celular no fue en vano, sabía que el receso de Semana Santa podía hacerme perder el impulso, y aposté lo que pude para evitarme la ansiedad que me generarán los próximos ocho días. Solo que ahora las condiciones son diferentes.

El mensaje de esta mañana había sido medido, palabra por palabra, letra por letra... la mejor forma de hacerte una invitación. Sabía la hora en que lo escribiría, dónde estaría, y en que estaría pensando. Fallé en algo, tu respuesta llegó inmediatamente. Yo le había dado toda la tarde. Y no fue un mensaje, fue una llamada, ahí, cuando aún no abandonaba la cancha. Ni me dejaste salir del complejo deportivo.

Pero toda esta cháchara no vale nada comparada con esas maripositas que sentí cuando te veía caminar hacía mí, exactamente a la hora señalada. Me he dado cuenta que eres, al igual que yo, obsesiva con la puntualidad. Punto a favor.

Y no te puedo negar que de algún tiempo para acá yo he tenido ciertos "affairs". Personas que aparecen por alguna parte y quieren mucho más que amistad. No te puedo negar que he salido con muchas personas, periodistas, no periodistas, gente con la que estudio, con la que trabajo, personas que he conocido cruzando una calle. Pero sólo hoy sentí esas cosquillitas, esa sonrisa de verte llegar, esas maripositas. Con ese abrazo me sentí reconciliado con la felicidad. Nadie había logrado que yo me sintiera como en esta tarde. Te lo agradezco mi linda, que bonito fue.

La película fue un desastre y las boletas no fueron gratis. Todo era parte de ese plan para robarte las miles de sonrisas que esta noche me he traído conmigo. Lástima tu otro compromiso, estoy seguro que hubiese sido inolvidable.

La conversación no pudo ser mejor y la película entró a interrumpirnos. Nunca le he hecho caso a mi primo Jhon Jairo, el buzo de la foto que te mostré, que me ha recomendado que la primera salida no sea cine, "porque si a uno lo gusta la vieja uno se encarreta es hablando".

La pelí se corto en buen momento y el café pasó a ser el plan B, Bueno, Buenísimo. El lugar inmejorable. Y te perdiste Gato Gris, con su show de tangos. Es increíble como un lugar puede generar tantas sensaciones.

Tu llamadas (y esas hermosas palabras) me pusieron en evidencia en el restaurante. Ya ibas lejos, a un avión de distancia, pero seguías ahí. Te escuchaba igual que los 20 minutos antes que había estado contigo. Mis amigos se han quedado con las ganas de conocerte y el César quiere que en dos semanas vayamos a una finca que queda por la laguna nomeacuerdoelnombre... Será el día del desquite, sobre todo ahora que sé, pasarán más de ocho días en volverte a ver. Salúdame a Cartagena, una ciudad que la llevo en mi corazón, no te olvides de ir donde Ginna para que pases por los libros que me va a enviar. A esa ciudad le debo miles de buenos recuerdos.

Espero que el viaje haya sido muy bueno, yo personalmente le he cogido pánico a los aviones, espero y tu no.

Un beso muy grande. Aquí termina mi plan. Qué pasará en adelante? No sé, pero lo quiero vivir, talvez nada, o tal vez, como espero, todo. No te he hablado de mi sexto sentido, las corazonadas. Sabía que ibas a llegar, sabía que alguna noche me sentaría a escribir algo como esto. Lo empecé a sentir cuando supe del cambio de grupo en el diplomado. Todavía no te conocía, pero cuando ví esos ojos andantes te reconocí, eras la premonición, la mujer que sabía que iba a llegar.

Incluso hace ocho días mientras disfrutaba de la compañía de otras personas, y aunque mi plan no había empezado a correr, sabía que eras tú. Esa noche sabía que eras tú. Estuve en una finca en La Calera, con esos rolos bien puestesitos que tienen hijas bastante cachondas... Y a pesar de que pude haberme dejado caer en los brazos de alguien preferí guardarme la sensación de un buen beso para vos. Sé que el día que se dé, no habra retorno. Para eso no tengo plan, pero el avión ya está decolando, es casi imposible detenerlo.

Ese día que te conocí al salir de clase prendí mi ipod y sonó una canción justo para tí. La confirmación del sexto sentido, La he escuchado mil veces desde esa vez. Aquí te la dejo, porque pareciera que yo la hubiese escrito para tí, mi niña de ojos andantes. Y ahora duerme, mañana tienes un día de playa y yo estoy muy latoso.

De antes

Regálame un segundo por favor, preciosa

Yo a tí te conozco de antes
he visto esos ojos andantes
Yo a tí te conozco de antes
tal vez de un tiempo en que mi memoria no alcanza
tal vez de un tiempo en no habitaba esta masa
tal vez de un tiempo en que mi lenguaje no hablaba
tal vez ni tiempo fue.

Yo a tí te conozco de antes y esto me provoca pensarte
te conozco de antes
cómo, cuándo y dónde fue
quiero saber, preciso entender
serás acaso una dama en mis sueños
una revelación que no entiendo.
Dime si lo sabes
igual no espero nada a cambio, preciosa,
solo intento entender porqué al verte me fallan los pies
la lengua me pesa al hablar
tiemblo y sudo sin parar.
Todos estos elementos al mezclarse en mí pueden estallar

(CORO)

No necesito mirarte para sentir
los destellos que nacen de tu ser
tus colores pintan mi canción
y mi guitarra se convierte en tí.
Y acaricio tu cabello intentando acordes al azar
y regalas notas tan dulces que me inspiran a cantar.

y no es excusa pa' cantarte.

No hay comentarios.: