miércoles, diciembre 14, 2011

No, never

I wanna go back to the times when people don't worry, never have been born. Close my eyes, and open them never more. I don't wanna be here, no now... never. Not feeling in chest a breaking heart scattering it all. I don't wanna feel passion, not rage, not love. I don't wanna be.

sábado, diciembre 10, 2011

...

Quisiera también aprender a no amarte...

viernes, septiembre 16, 2011

Cuatro años

Llevo cuatro años viviendo aquí y tengo las mismas preguntas.
Las mismas intrigas y los mismos pesares.
Sigo cargando el lastre de visitante en una ciudad que se empeña en mostrarme su cara hostíl. Y yo me empeño en ver esa cara que me atormenta pero me atrapa.
Llevo cuatro años viviendo aquí y todavía lloro como el primer día.
"quizá mis mejores años han pasado. Cuando existía alguna probabilidad de ser feliz". Beckett

lunes, septiembre 12, 2011

La Feria de Guadalajara dará más espacio a nuevos escritores latinoamericanos


Andrés Felipe Torres

Bogotá, 8 sep (EFE).- La mexicana Feria del Libro de Guadalajara, que en su próxima edición cumplirá 25 años convertida en la más importante de Latinoamérica, buscará en esta importante efeméride darle más espacio a los nuevos escritores de la región.

"Queremos un acento particular de los nuevos creadores latinoamericanos", sostuvo su directora, Nubia Macías, en una entrevista con Efe en Bogotá, donde se celebró esta semana el Encuentro Iberoamericano de Directores de Ferias del Libro.

Y para ello se organizarán "mesas especiales donde se hará énfasis en lo que están haciendo los escritores argentinos, los chilenos, los bolivianos, los colombianos y de otros países", agregó.

Ese acento latinoamericano se compaginará con la fuerte presencia de Alemania, "como invitado especial", una delegación, a juicio de Macías, "espléndida" y "que viene encabezada por la Nobel de Literatura Herta Müller".

También estarán en Guadalajara el Nobel peruano Mario Vargas Llosa y otros muchos autores porque "los mejores promotores de la lectura son los propios escritores", enfatizó.

"Lo más importante es que estamos cumpliendo 25 años y es el pretexto ideal para hacer un reimpulso de la literatura latinoamericana y seguir trabajando en el ejercicio de que se conecten nuestros autores, nuestros editores y que los libros circulen entre nosotros", argumentó Macías.

Al mismo tiempo, anunció que en una semana se dará a conocer el proyecto "Los 25 secretos mejor guardados de América Latina", uno de los filones del certamen que se celebrara entre el 26 de noviembre y el 4 de diciembre próximos en esa ciudad mexicana.

"Vamos a mostrarle al mundo de la edición los nuevos valores y lo que se está escribiendo en este momento en el continente. Queremos construir el camino entre unos y otros porque siempre miramos hacia otra parte y no miramos hacia nosotros mismos", agregó Macías.

La Feria del Libro de Guadalajara (FIL) es considerada como uno de los encuentros literarios más importantes de Iberoamérica y para su próxima edición otorgará el premio de Literatura en Lenguas Romances al colombiano Fernando Vallejo.

"Me parece esencial que los latinoamericanos aprendamos a leernos entre nosotros y que los libros circulen. Desde Guadalajara estaremos impulsando un mercado único de los derechos editoriales en español, la coedición, la formación de agentes literarios", dijo Macías, al mando de esta feria desde 2004.

Y afirmó: "Los latinoamericanos tenemos que tomar la decisión sobre qué queremos exportar y qué queremos importar. Y este es el momento para hacerlo".

La directora de la FIL explicó, no obstante, que esta feria acoge "escritores de otras lenguas", lo que, según sus palabras, les "abre los ojos, los sentidos, la creatividad, y permite reconocerse en otras culturas o conocer otras culturas, otras formas de escritura, de lectura".

Macías también hizo alusión a la anunciada reestructuración de la editorial colombiana Norma para darle más énfasis al sector educativo que al literario, y expresó que "la perdida de un sello editorial siempre es una tragedia para los lectores".

Aunque vaticinó que "seguramente la coyuntura será aprovechada por otros sellos".

La FIL recibe anualmente un promedio de 600.000 visitantes dentro de una superficie aproximada de 10.000 metros cuadrados, y acoge a unas 2.000 de empresas editoriales procedentes de medio centenar de países. EFE

lunes, marzo 21, 2011

De parte mía

A Víctor Amado

Hay una extraña fascinación cuando ubicas en la mirilla a tu víctima. Y aunque está tan lejos que él no es más que una silueta, yo me lo imagino porque ya lo conozco de tanto observarlo. Ese que está aquí es Fortunato, lo he estudiado por más de tres días y lo elegí como el próximo. Escuché que así lo llaman, pero ni tan Fortunato de venir a morirse a este monte. Es un sargento. Hay que apuntarle a los galones, dice Rigo. La otra vez lo hablamos y me contó que él prefiere a los tenientes. Yo, por mi parte, siempre elijo al que vea que da las órdenes.

¡Caramba! Hoy es lunes santo y no lo quiero matar. Me da flojera. No quiero apretar el gatillo; no hoy. Será el doce. Con mi Dragunov he matado un equipo de fútbol, ahora voy por los doce apóstoles. Solo si el Joaco no fuera así; si no fuera por Joaco, no lo mataba. Si es entre él y yo la selección, no me dolera verlo morir: como dice la canción. Bailar. Mejor bailar con la Elena en la ronda con toda la guerrillerada que aplaude; y ganarle a Joaco mi Elena. La guerra de Troya. ¡Sí, cómo no!

Y si Elena se viene conmigo y nos entregamos; y yo vuelvo a la U. No, que no nos entreguemos, mejor nos vamos a la Capital y listo. A mí nadie me conoce allá, y el Joaco solo me puede cazar en esta puta selva: en otro lado no tiene medios para alcanzarme. Le voy a decir a Elena, nada pierdo. ¡Fueputa, un calambre en mis pies! No mentiras, sí tengo mucho que perder: ahí sí me fusilan.

Dios, qué día tan largo. 11:33. Trece minutos enfocándote, ¿a qué horas vas a morir? Joaco me dijo que si se pasaban de La Comadreja te diera el ácido. Ha sido un gran placer, señor Sargento: muérase. Yo les di plazo hasta El Guayabo, si pasan de ahí les mato la cabeza del grupo, porque si no el fusilado soy yo. Fusilado. Yo. Qué marica tan de buenas salvarme del paredón. Al Joaco se le veían las ganas de pasarme al papayo. Rigo me dijo que la orden llegó desde arriba, que no me podían fusilar. Eso sí, el castigo fue bravo. Marta fue la secretaria de mi juicio y escribió que yo tenía idea imconbenientes para el paso de la revolución. Así escribió: idea imconbenientes. Casi me fusilan con mala ortografía, Marta la campesina comunista que no tuvo más camino que venir aquí. Y decidió sobre mi destino. Marta, siempre sonriente su mercé. Martenin. Martalin. Martarx. Martastro. Martuchenko.

La vida me la salvó este fierro, mi dragún hermosa. Único dueño. Ni el Rigo la pudo armar. Las instrucciones en ruso: y yo recién llegado de la ciudad para enrolarme. Pasé más de dos semanas en el trabajo de ponerla a funcionar. Tiene espacio de diez cartuchos en el cargador, pero yo solo tengo un tiro antes de que me descubran. Soy un atleta de sprint: más de dos tiros es un imposible. Elena gastó casi 800 balas el día que nos emboscaron en El Horcón. Ella si es de maratones y más fiera que cualquier hombre.

Señor Sargento, ¿tiene usted una hija? Si la ama, devuélvase hacia el sur, o tome al noroeste. ¿Es bonita? Tres pasos más el este y lo tendré que matar. Si no hubiese guerra, jugaríamos en el mismo equipo de fútbol; en el barrio. Podríamos ser amigos. Me invitarías a gaseosa. Y saber que no contamos. Yo muero, usted muere, él muere, ella llora, nosotros perdemos; la guerra sigue. ¿Elena lloraría si me matan, si fallo esta bala y los chulos me levantan? Mamá si me lloraría: yo le dije mijo que usted se llenó de ideas raras. Y si me matan y no le cuentan a mi mamá y ella se queda esperándome toda la vida... Como doña Sofia, que todo lo que se gana en la venta de empanadas se lo gasta en buscar a su hijo el Álvaro. Y saber que ese era más malo. A lo mejor lo mataron y el Diablo consiguió reemplazo. Y la mamá 18 años echándole pista para encontrarlo. Dieciocho años, ¡vida mísera!

Y la mamá del sargento va a llorar cuando le ponga esta 7.62 entre pecho y espalda a su hijo. Le apago la luz, se muere. Huy, eso lo vi en una película: un tipo soñaba que hombres y mujeres llevaban un farol entre las manos y al que se le apagaba la llama se moría. Yo sería de los hifueputas que van con un abanico apagando faroles. He matado a once, he llenado más de dos cubetas con sangre. Y nunca he salvado una vida. Y eso que iba a ser químico farmacéutico. Dos semestres. Ahora tirador empírico. Matón, peleador, guerrero de causas perdidas. Obsesionado por una Elena. Y por Joaco. Comandante Joaco, permiso para matarlo: bang, bang, bang, como en las historietas. No más minas, sino francotiradores entrenados. Y pongo a Caliche de comandante. A Elena la rescato. Y el sargento... que vaya a casa: todos a casa y que mi mamá sepa que estoy vivo.

Sargento, no se esconda tras las ramas; un dos tres por el sargento que no quiere que lo maten. Pose para la foto. Click. Este hifueputa se me escondió, es un tiro imposible. Pero está contra el paredón: yo te condeno a morir con esta bala por tus idea imconbenientes. Marica, se me empañó la mirilla, demasiado vaho. Sal de allí chivita, chivita. Sal de allí de ese lugar. Ese cabo Ángulo es un sabueso, por eso no se le despega al teniente ni al sargento. Si disparo y fallo, Ángulo sería capaz de encontrarme con los ojos cerrados; me cazaría en estas cañadas, me olfatearía en esta y en tres selvas más. ¿Qué hablan? ¿Y esas señas? Oh no, no, por favor no. El sargento señala hacia el oeste, vienen en mi dirección. Cómo que adivinaran el pensamiento. Hijo de puta. Grandísimo hijo de puta, ¿será que ya me sintió el olor? Ángulo fue el que le recomendó esta dirección. 350 metros... 300. Ya casi puedo leer sus apellidos con el visor del rifle. Segura. Sargento Fortunato Segura. Nombre de ganador. Debe ser costero. La avanzada ya viene en 270. Me van a encontrar estos malparidos. Lunes santo. Mal día para morir. Nunca es un buen día para morir. Sargento en 250 y caminando. 11:41. A la hora del Angelus doblarán las campanas, por él o por mí. Por él y por mí. Debería volver, rezar, olvidar, perdonar; mamá no llores, sigo vivo. Decidirme de una vez e irme. No más muertos, no más sangre. Se han detenido. Sargento a 220. Van a almorzar, no lo puedo creer. El de avanzada puede estar a 180 metros. Dos campos de fútbol nos separan, Sargento. Dos canchas entre la vida y la muerte. Mi vida en imágenes pasando en este segundo, soy yo quien se muere. Uno se muere a poquitos con cada muerto más que carga. Yo llevo once muertes.

Ahí sí. Tiro despejado, señor Sargento. Viento al noroeste, bueno, eso parece. Si fallo, me muero, si no fallo también. Rigo me dijo que siempre tenía que causar una herida de muerte, así el pelotón enemigo se ocuparía en salvar la vida del Elegido y no en cazar al Elegidor. Así dijo el viejo Rigo, que de no haber muerto yo no estaría solo en esta misión.

Morir, matar. No quiero morir, no quiero matar, es Semana Santa. 10 de abril. Dios me perdone. Concentrado, enfocado, materia. Disparo, lo mato; corro hacia el oeste para que me sigan. Los alejo del margen de nuestra Gran Operación: le cumplo a Joaco. Llego al árbol caido, camino por el tronco; huellas falsas en rama siete para dirigirlos hacia el campo minado; retrocedo de espaldas, pisando en los mismos lugares; tronco, llego a la copa del árbol, me enruto al norte; cubro las huellas. Estrategia de huida revisada.

Está perfecto el tiro. Ustedes me disculparán que les interrumpa el almuerzo, pero está muy temprano para esas cosas. 11:44. Ya viene el Angelus. Mis doce Apóstoles. El sonido retumbante de la Dragunov. El retroceso.

- Dile a Dios que vas de parte mía.

jueves, marzo 17, 2011

El incrédulo

* Reescritura para clase de Gramática I

Quiere hacerlo. Lo ha intentado miles de veces: ¡siempre en vano! Ha recurrido a pastores, lecturas, guías espirituales; sacramentos, ceremonias. Exorcismos. Ha recordado cuando estudiaba en el colegio católico. ¡Nada!

Su mente, capaz de diseñar mundos perfectos, de soñar paraísos, es imposible de toda fe.

Persiguió el Nirvana, recitó completo la Torá, vestido de blanco compartió el banquete Eid al-Fitr al final del Ramadán y comulgó el Jueves Santo de manos del obispo. En los solsticios ha danzado en la pirámide del sol y se ha bañado siete veces en el río Ganges. Durante un mes, guardó los cuatro Esbats celtas. Fue chamán y confuciano.

Todo esfuerzo es inútil. Por eso, cada tarde se sienta en su trono a crear sus propios mundos.

lunes, febrero 28, 2011

Cubano en Colombia escribe Poética de la comedia

Joel Sánchez, un cubano radicado en Colombia desde hace más de una década, humorista de profesión, profesor y director, recientemente ha publicado un libro de la ingeniería del humor llamado Librucho: El proceso creativo en la comedia.

"Yo estuve buscando este libro por diez años y no lo encontré, entonces decidí escribirlo", afirma Sánchez, quien con una humilde edición y sin apoyo de ningún editorial de renombre, decidió darle a luz a un trabajo que espera sea el principio de nuevas investigaciones acerca de la materia.

"Sobre humor y chistes hay mucho material, inclusive bueno. Sobre todo en Internet. Pero sobre el proceso de crear lo que yo en mi libro llamo momentos humorísticos, no vas a encontrar mucho", dice el autor.

El Librucho, como cariñosamente Sánchez llama a su libro, será presentado en diferentes ciudades en Colombia y en Cuba durante los próximos meses..

Joel Sánchez nació en Yaguajay y estudió Agronomía en La Habana. También es crítico de cine y según lo evidencia en su libro, es humorista de tiempo completo. Desde 1998 llegó a Colombia y se instauró en Medellín donde se casó. A sus hijas Andrea y Ana Camila les dedica El Librucho.

Dividido en tres partes, el trabajo de Joel explica, para humoristas y no humoristas, los mecanismos, los géneros y las formas de la comedia; da prácticos consejos a los directores sobre el montaje de las comedias y termina con una serie de artículos sobre su visión del humor.

El Librucho, además, es un recorrido por los referentes más importantes de la formación del autor. Además de Moliere, Charles Chaplin y Macedonio Fernández, también aparecen figuras del humor ibérico como Jardiel Poncela, Tricicle y Gila.

En muchos casos, sin embargo, la lectura se hace difícil debido al caprichoso uso de la puntuación y el uso de mayusculas que Sánchez utiliza. En otros casos, hay formaciones de palabras, que si bien pueden ser usos humorísticos o piezas de humor en si mismas, le restan claridad al punto central de la explicación que el autor minuciosamente hace de las que él considera partes de la comedia.

En un par de ocasiones, Sánchez hace salvedad de esos errores y promete corregirlos para próximas ediciones o versiones, que dice estar preparando.

viernes, febrero 11, 2011

Los 3300 golpes

*Presentado en el curso Literatura y Periodismo

Soy bastante enamoradizo. Y bastante perdedor. No ha pasado un lugar ni una mujer bonita que no me hayan trasnochado. Tengo un rosario que tiene por ahora unos 3281 golpes o historias fallidas y que el próximo lunes, cuando de nuevo pise Bogotá, completará los 3300.

Ya me lo había dicho mi abuelo, en su testamento más valioso y que según me contó había recibido de quien fue su abuelo, o sea mi tatarabuelo. "Cuando uno es feito, lo ideal siempre es ser muy buena gente". Me encantaba cuando lo decía, casi siempre al presentarle alguna de mis amigas. Y decía feito con un cariño que terminaba haciendo las veces de cupido.

Como a mi abuelo no lo traje a este curso, no me ayudará con Diajanida, ni con Laila. Ni con Laura ni Stephany. Ni Haydeé. No hará el milagro con Carolina. Tampoco nunca está cuando caminando por el campus de la Universidad dejo que mis ojos hagan su propio camino detrás de las hermosas mujeres que me cruzo antes de llegar al aula de las clases. Como él mismo dice: me llevó el putas y me dejó caer.

Esa constante ausencia ha hecho que me tenga que quedar con las palabras en la boca y me regrese a casa, que de tan grande es más sola, con un nudo en la garganta mientras recuerdo a las venezolanas, brasileñas, chilenas y argentinas que cada tanto me topo. O hasta bogotanas.

Igual me pasa con los lugares. Aunque en estos casos nadie nos puede quitar lo comido ni lo bailado. Recuerdo mis viajes por el río Atrato, en el Chocó colombiano, como si se tratara del Támesis o el Ganges. Recuerdo el municipio caqueteño de Belén de los Andaquíes como los que han visitado Francia rememoran París. Chesnut Hill en Massachussets, para mí, es la capital de Estados Unidos.

Pero lo peor de todo es cuando tengo la combinación de ambas. A Mariluz en el pueblo de Carolina del Príncipe la puedo traer a la memoria con solo cerrar los ojos. ¡Y eso que han pasado quince años! Puedo recordar que deseé con el alma besar a Sarah en Nueva York. Casi nunca pienso que ahora ella vive en Suiza, tiene un hijo y está casada; para mí seguirá siendo esa nena tan hermosa de ojos verdes y gran trasero. O culo como dice mi 'apá. Ni que hablar de la alemana Alex apellidoimpronunciable a quien mi abuelo siempre llamaba señorita de Torres y que conocí en la selva del Amazonas. Casi pasé una noche con ella.

Yo no creo que mi abuelo, taita de mi taita, se sienta muy orgulloso de mis logros amorosos, que no son muchos, y mi tatarabuelo se debe revolcar en su tumba por lo mismo. A ninguno de los dos les puedo explicar porque nunca una periodista ha ocupado ese inventario.

Siempre es igual. Siempre enamorado y siempre volviendo a la casa de tres pisos y dos perros que son mi única compañía. Sumando en cada viaje unos golpes más. El lunes serán Ciudad de México y el recuerdo de unos labios color chocolate que siempre hallé imposibles. Sumarán 3300.

La última hora de un hombre viejo que quería morir de viejo

* Reescritura del cuento Diles que no me maten, de Juan Rulfo, presentada en el taller Literatura y Periodismo

En la madrugada de hoy, Juvencio Nava, campesino, fue fusilado por el regimiento al mando del coronel Terreros que lo encontró culpable de los delitos de homicidio, sevicia y vejez. Sus últimas horas fueron un tormento, un recordar los hechos que lo llevaron al horcón donde varios tiros de gracia acabaron con su vida.

"Se lo llevaron en la tarde. El Juvencio estaba en la huerta cuando los señores soldados llegaron y lo agarraron. Se lo llevaron por ahí mismitico por el camino", cuenta Ignacia, la nuera de Juvencio y madre de ocho niños.

Dice no haber visto nada más y que le anunció a su esposo lo que había pasado. "El Justino salió apuradisimo para allá, mi señor".

Uno de los guardias relató que tan pronto encontraron a Justino, le anunciaron de su arresto. "No le pedimos guardar silencio, pero yo no recuerdo que haya dicho algo. El sargento nos pidió que lo amarraramos, pero ni que fuimos capaces de pura lástima. Si lo hubieras visto, te darías cuenta que no era capaz de volarse de lo viejo que estaba".

Y aunque Juvencio solo tenía sesenta años los pesares de una vida en fuga le pasaron el cobro de una apariencia mayor a los ochenta. Cuenta Justino que su padre gastó toda su vida tratando de morir de viejo, de muerte natural.

La historia de este hombre, desterrado a un rancho llamado por los vecinos como Palo de Venado, comenzó hace más de 35 años cuando después de una discusión con Guadalupe Terreros, y ofendido por que su compadre le mató un novillo, Juvencio acabo con la vida de su enemigo ocasional.

"Fíjate que lo mató a machetazos y luego le clavó una pica de buey", afirmó el coronel Terreros en una entrevista telefónica, quien en los últimos días no ha dejado ver su cara ni de sus propios hombres. Fuentes allegadas y que pidieron no ser identificadas le informaron a este medio que Guadalupe Terreros sería el padre del coronel Terreros.

Juvencio creyó que esa deuda ya estaba saldada después de perder su casa, su mujer y todo lo que hasta ese momento tenía. Acompañado de su hijo, su nuera y sus nietos vivió durante todos estos años con la zozobra del momento en que tuviese que enfrentar la ley.

Y ese momento llegó en la madrugada de hoy cuando se paró frente a la puerta del despacho del coronel Terreros para pedir misericordia. Sus palabras fueron desoidas y Juvencio fue amarrado en el horcón donde pudo verse por última vez con su hijo Justino.

"Hasta el último momento quiso vivir. Me rogó que fuera y hablara para que no lo mataran. De tanto me rogó que hasta le prometí que iría. Yo al final no quise ir, para no enfurecer más al señor coronel", dijo Justino, mientras disponia del cadáver de su padre al anca de un borrico.

La única deferencia que tuvo el coronel Terreros con Juvencio fue suministrarle ron para que los balazos no le dolieran.

"Por lo menos murió de forma natural", dijo Justino mientras partía en el borrico en dirección a la sierra. "Natural es morirse después de esa plomacera tan brava".

Al cruce de la línea fronteriza

*Presentado en el taller Literatura y Periodismo.

La cifra de los muertos diarios es alta. Demasiado. Pero no solo eso, la sevicia de esos crímenes. Tienes que estar mal de la cabeza para hacer algo así. Fíjate no más, aquellos que ahorcan en los puentes, es horrible. O los descuartizados. Lucía Irabién, periodista mexicana, resume con la palabra pánico los sentimientos que la agobian por la situación de violencia en su país.

Su mayor temor fue que alguna mañana se hubiese encontrado, en su camino al trabajo, alguno de los mensajes en sangre caliente que los grupos de narcotraficantes dejaban en sus víctimas.

Más por curiosidad que por profesión o servicio de notariado, en la agencia EFE un día decidimos contar, al igual que muchos medios mexicanos, la cantidad de asesinatos diarios que ocurren en este país. Las cifras son exageradas. Con el número de víctimas de un día, puedes llenar un autobús; con los de un mes, un barrio; con los de un año, un estadio. Posiblemente, varios.

Y las noticias se vuelven tan repetitivas que parecen un recuento del día anterior: jóvenes asesinados cuando acudían a una fiesta, tiroteos de sicarios contra el Ejército, contra la Armada, contra la Policía. Y contra otros sicarios y contra otros policías. Y las fronteras cada vez más difusas.

Ya no sabes a quien temerle más, tampoco sabes quiénes son los malos y los buenos, dice Lucía. Según ella, hubo un tiempo en que te bastaba no hacer parte de ningún bando para tener salvocoducto en el conflicto. Ahora no, como lo dice la asistente de un alcalde citada en uno de los artículos: "Se metió en un lugar equivocado a la hora equivocada".

Y mientras las autoridades tratan de salvar su imagen magnificando los golpes que le propinan al crimen organizado, o restándole importancia a las víctimas, el pueblo sigue poniendo los muertos. Y los índices de impunidad son el resultado de un examen no aprobado: más del 95 por ciento de estos crímenes queda sin resolver.

Lucía, al igual que muchos mexicanos se preguntan, ¿y ahora que se nos viene? Para la respuesta, hay miles de conjeturas. Basado en el conflicto colombiano, Luis Amaya, uno de los encargados de llevar las exorbitantes cifras de muertes reportadas por la Agencia EFE, señala que muy pronto, sino ya, empezarán a surgir con fuerza los grupos paramilitares, o también llamados "escuadrones de la muerte". Un remedio que a la larga es más malo que la enfermedad.

En Colombia aparecieron tímidamente antes de los 80, pero se hicieron fuertes alrededor de la familia Castaño y en muy poco tiempo cruzaron la línea fronteriza que los mostraba como un grupo de Robin Hoods campesinos para convertirse en un bando más. Tampoco tardaron en ponerse al día con la cuota de sangre que la guerrilla y las bandas criminales habían logrado con dos décadas más de historia.

Y la muestra del fenómeno en México se empieza a vislumbrar en casos como el del alcalde de San Pedro, Mauricio Fernández, o el apodado "alcalde rudo", que ha decidido llevar la lucha contra el crimen bajo sus propios criterios. El tema, incluso, llevo a que el Legislativo pidiera explicaciones, en octubre pasado, al Gobierno de Felipe Calderón, tras la sospecha que se ha creado en el país de la existencia de estos grupos.

Y si bien al principio pueden aparecer como la solución, al menos así fueron percibidos en Colombia, después ellos también tendrán sus rutas del narcotráfico, sus intereses en el negocio y sus línderos territoriales que defender.

jueves, febrero 10, 2011

De la vida a un solo ojo



Usted tan linda se merece una rosa. Cómprale una rosa a la chava y te la conquistas. Entre las rosas, tú, la más hermosa. Daniel se acerca a los clientes, sus posibles víctimas como las llama, con un cubo lleno lleno de flores rojas, rosadas y blancas, y un puñado de piropos. Su vida se la gana caminando entre los turistas y residentes que en las noches se refugian entre el eje peatonal que comunica el zócalo con el palacio de Bellas Artes en Ciudad de México.

En nombre de las rosas, Daniel conjura todos sus males y sus enemigos. Y aunque no nació en "cuna de oro", de niño soñó con ser un hombre estudiado. O dice que cree haber soñado eso, ya que lo que le pasó antes de los 18 años es un pozo oscuro del que muy poco sabe. Del que muy poco recuerda.

Aunque su vida pasa entre delicados pétalos, las acuciosas espinas que lo acosan le exigen no bajar la guardia. No olvidar, encomendarse a diosito y pedirle que le ayude a reconocer el callejón prohibido, el chavo intocable, el paso mal dado.

Hace ocho años un amigo me dijo que era mejor vender rosas, dan más: dan más problemas y más plata, dice. Dejó los chiclets al igual como antes había dejado de limpiar parabrisas, de embolar zapatos, o de ejercer la noble labor de garrotero en un bar. Garrotero es el que hace todo lo que el dueño del bar no hace, como mover las cajas, cobrarle al cliente cabrón o sacar los borrachos que ya pagaron. O sacarle los pesos al que no ha querido pagar.

Una de las espinas de las que se tiene que librar Daniel se llama Marcelo Ebrard, alcalde de Ciudad de México, y sus políticas de restricción a los vendedores ambulantes. Cuando los cuicos (policías) se ponen pesados es mejor irse, uno siempre pierde. Muchas veces toca dejar las rosas y solo irse. Y con los clientes también, si arman bronca pos no más que irse. El cliente siempre gana.

Daniel es una persona de aspecto frágil. Luce unas gafas que le permiten ver a través de su ojo derecho como si fuera a través de una manta blanca. También tiene una colección interconectada de cicatrices que parece un mapa de un sistema metro con varias líneas. En su cuello, una marca redonda grita que alguna vez estuvo allí una sonda.

Ese día yo tenía unos zapatos Pony, bien chidos. Era un chaval de 18, fíjate. Venía de trabajar y se armó el pedo. Un cabrón que acababa de salir de la cárcel me quiso chingar y cuando se agachó para tomarlos le regalé un rodillazo. No sabía que atrás estaba su garrotero que me regaló un golpe con un bate y seis meses de coma. Dos años de recuperación y una vida de pobre buey. Tú no sabes cuate lo difícil que es la vida a un solo ojo.

Daniel habla despacio mientras come una torta de queso con carne. Se nota su esfuerzo por hacerse entendible y por pronunciar bien cada una de sus palabras. Dice que no se gana más de 200 ó 300 pesos por día con las casi seis horas de caminar, pero que es suficiente para ayudar a su madre, y a las dos hermanas. Fijate no más, una de ellas perdió toda su lana pagando la clínica para que yo me salvara. Soy un milagro.

Algún día yo quiero tener muchos pesos y recordar que vendí flores. Así como tú cuando dijiste que vendiste allá en tu país y mira, ahora me estás entrevistando. A mi nunca me habían entrevistado. Algún día yo quisiera poder olvidar que por poco y me mataron por un par de zapatillas, dijo y apuró el último bocado para seguir a la caza de enamorados que le brinden rosas a sus "mujeres bonitas".

miércoles, enero 26, 2011

Ego

No quiero lavarme el ego pero no he podido resistir a la tentación de copiar en esta entrada un mensaje electrónico que me ha enviado mi compañero, colega y amigo Jorge Quintero, corresponsal de El Tiempo en Cartagena.

Tu abuelo se llama Arsecio…

Lo dijo Bastenier en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, según él, tu has sido sino el mejor, uno de los mejores periodistas que ha pasado por su taller…

Que tal el consentido

Suerte, pásala bueno y saludes a Gamboa, dile que soy un fan de él, y que su libro del Síndrome de Ulises para mí ha sido muy estimulante.

chaoling



Gracias, Parcero.

jueves, enero 20, 2011

A Rosita le adeudo las historias

Yo debería haber sido cura, según los deseos de mi bisabuela Rosita. Como buena matrona antioqueña, ella, la mamá de mi abuelo paterno, tenía en sus largas descendencias un arquitecto, un ingeniero, varios ganaderos, tres queseros, un comerciante, una monja, un policía, un ladrón y un alcalde. El cura le faltaba para su colección de profesiones y yo era el elegido.

Por una mala pasada del destino, Rosita murió pocas horas después de enterarse que me habían expulsado del Seminario Conciliar. Espero no haber sido el detonante de su deceso. Y aunque nunca me he sentido culpable, su muerte me dejó el sabor de una deuda pendiente.

Antes de morir, Rosita se dedicó a tres importantes labores: leer la Biblia, corretear el perro de la finca, magistralmente bautizado con el nombre Dientimocho, y a conseguir público para sus historias, reales o inventadas. En esta labor, mi abuelo Arsecio siempre fue el escudero encargado de mantener el auditorio a los pies de ella: “escuche que mi ‘amá le está hablando”, decía, y no había excusa válida para alejarse.

Al principio, como a mis primos, tíos, tioabuelos, primos segundos y demás fauna familiar, yo me llenaba de pereza cuando tenía que purgar dos horas de mi tiempo de juego como invitado del improvisado auditorio. Hasta que aprendí a escucharla, a amar esas historias fantásticas que contaba. El suplicio se convirtió en placer con los relatos de Nacho, un Hércules criollo que era capaz de llevar sobre sus hombros una mula cargada o levantar una vaca que se había caído en un pantano; o de Nardito, que evadió la muerte al patear una piedra y acabar con la vida de uno de sus enemigos que le apuntaba con una escopeta; o de Luisito y Luisita, una pareja de esposos que compartían, además del nombre, la fecha de nacimiento, que tuvieron catorce hijos y que cogieron la cama el mismo día para morir una semana después con pocas horas de diferencia.

Tres años después, frente a la Universidad de Antioquia, yo escogí estudiar periodismo para contar historias y pagarle a Rosita la deuda pendiente. Además, el puesto de periodista estaba vacante en su listado de profesiones.

Mi deuda ha quedado saldada después de haber reporteado historias para el periódico El Mundo de Medellín, la agencia Colprensa, la revista Semana, y, actualmente, para la agencia EFE, en Bogotá. Mi sed por aprender a contar todas esas historias, sin embargo, no se ha extinguido.

En 2007 participé en el taller de la Fundación Nuevo Periodismo ¿Cómo se escribe un periódico?, con el maestro Miguel Ángel Bastenier. He realizado cursos en línea para aprender el manejo de las herramientas que posee todo aquel que decide enfrentarse a la hoja en blanco para crear sus universos, reporte de la realidad, producto de la ficción o esa extraña mezcla de recuerdo e imaginación.

En esa búsqueda, también decidí emprender los caminos de aprender a escribir ficción y por eso me inscribí para la maestría Escrituras Creativas, de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, que empezará el próximo diecisiete de febrero, cuando espero regresar de México después de una semana dedicada a analizar la relación periodismo y literatura de la mano del colombiano Santiago Gamboa.

Este paréntesis que deseo realizar en mi vida laboral y previo al comienzo de mis estudios de maestría, oxigenerá mi labor como editor en la agencia EFE y me brindará herramientas, de seguro invaluables, para los dos años de preparación que se avecinan.