jueves, octubre 15, 2009

Mail a don William

Dn. William, le agradezco la columna en respuesta a Bastenier...

Es bueno conocer las diversas opiniones que se tejen en situaciones políticas críticas o de transición como la que estamos viviendo en este momento. Es, a todas luces, un artículo escrito más con ganas que con la cabeza y con argumentos amarrados.

Lástimosamente estamos en un país enceguecido, que cree que a punta de bala y casando peleas con unos y regalándole terreno a otros vamos a lograr superar la situación. ¿Qué pasará el día que despertemos con la resaca de haber soportado una emulación de democracia durante tanto tiempo?

De nuevo la corrupción campea por todas las esferas, la violencia sigue en alza y ahora los únicos que pueden viajar por el país son los desplazados. Pero el pueblo sigue obnubilado (y obdualineado) ante un manotazo de bravuconería ante las Farc, una sonrisa despectiva al loco del vecindario y presidente parlanchín y ante un presunto presidente frentero que después de cuatro años no ha querido decir si quiere, o no, ser reelegido.

Yo soy uno de esos "adoctrinados" alumnos de Bastenier, que cuando llegué a esas clases confirmé lo que ya temía: Colombia está en crisis, los colombianos no nos queremos dar cuenta y el que venga a decirnos que estamos en crisis, le mentamos la madre. O en su defecto le preguntamos por su nacionalidad y le recordamos los problemas de su país. Sin embargo, entre el Felipe que llegó a los cursos de periodismo en Cartagena y el que salió, la diferencia está en su manera de escribir, de diseñar notas, o de desarrollar ideas. Para pensar no creo que Bastenier me haya enseñado.

P.D. Fue la columna publicada en alguna parte? No creo que valga la pena mandársela a Bastenier, al fin y al cabo no es mucho lo que dice... Un abrazo, don William

lunes, septiembre 21, 2009


Hagan sus apuestas!!!

miércoles, agosto 26, 2009

Las cosas siempre están ahí

Lástima que la visión sea tan mala, la razón tan obsesionada y la claridad tan difícil de alcanzar. Porqué será tan difícil leer las cosas cuando solitas se presentan, cuando solitas se cuentan solas. Porqué el discernimiento funciona a trancos y las inferencias como brújula inversa... Siempre quise pensar que Rodrigo no había muerto, ahora que lo veo claramente, casi como tener su cadáver en mis manos, vengo a entender todos los mensajes cifrados que una noche de 2006 no quise analizar. Ahí lo tienes, más muerto no puede estar, y con lo buen tipo que era.

"Benditos los que no han abierto los ojos, porque los que los abren nunca pueden cerrarlos". Pero no importa, la vida es demasiado bella por estos días.

Hola Mónica

Hola Moni, te cuento que la operación fue el pasado viernes y que no hubo ningún problema. Toda esta semana estoy incapacitado y vuelvo al trabajo el próximo lunes. Verónica fue quien me acompañó en todas las vueltas aunque estos días me ha tocado quedarme sólo porque ella ha ido a su estudio y a su trabajo.

Me encanta que Pipe sea una de las primeras palabras de Susana y no veo la hora de estar en Medellín para escucharla personalmente. Te cuento que el viaje surgió por un congreso que tiene Verónica allá ese fin de semana. Ella viajaría el jueves por la noche y yo tengo vuelo el viernes después del trabajo. Me encantaría que la ida a la finca fuera el domingo, así ella podría ir... sin embargo nosotros debemos estar en el aeropuerto de Rionegro entre siete y siete y media de la noche. Sería entonces que cuadráramos.

Por lo del celular no te preocupes entonces, lo importante es que el plan haya sido aprobado, sobre todo ahora que no tengo cómo comunicarme.

Saludes a todos y cualquier cosa nos estamos comunicando por este medio. Un besote a Sussie de mi parte.

Felipe

viernes, julio 24, 2009

Gondwana en concierto

Que rico mi linda que mientras caminábamos nos hayamos encontrado el anuncio del concierto de Gondwana, era algo que había querido desde hace mucho tiempo... así que el 22 de agosto ya sabes que tienes comprometida tu noche, conmigo y con el buen reggae... Un besote y gracias por existir

martes, julio 21, 2009

Bienvenida Vero, Yo soy Felipe Torres

Hola, Vero, hoy te escribo con todas mis ganas unas palabras que creí nunca más iba a repetir. Y las pongo al lado de una foto que me he hecho al llegar a mi casa después de una jornada de trabajo interrumpida por tu presencia y un par de besos que me han devuelto una alegría que sentía ajena hace muchos años.

Este es Felipe, ahí como lo ves mal peinado por el casco, al borde la ceguera y con el cerebro retostado de trabajar a diario de noche en noche. Quiero que dibujes en mí una sonrisa con tu presencia, con tus ilusiones, con tus sueños... Quiero volver a pensar que puedo ser tan feliz como de niño quise. Tal vez algún día cuando vuelva a ver esta foto no reconozca al personaje que en ella aparece... ambos estamos en una época decisiva de nuestras vidas y sabemos que buscamos mucho más que un amor de idas a cine y cervezas en un bar. Hasta tu llegada mi vida solía ser plana. Madrugar, ir a estudiar, almuerzo solo y ocho horas sagradas de trabajo, con miles de fotos o con una sola. Hoy cuando la motocicleta de la que tanto miedo tienes me llevaba del hospital al trabajo sentía que inevitablemente esas rutinas tendrían que cambiar. Has llegado a mi vida y las estás cambiando por completo.

De nuevo ando con celular cuando un par de semanas atrás me sentía orgulloso de no cargar ninguno; pienso en alguien diferente a mi y sonrío de los miles de besos que guarde en miles de ocasiones no precisas. Agradezco que durante todo este tiempo estuve esperando un momento como este, llevando una vida sobria, tranquila y casí célibe.

Hoy soy un espejo, curado de malos ratos pasados, con la experiencia de miles de batallas previas, y con la alegría de querer intentar una vez más; con la intención de hacerte tan feliz como a mí alcance esté. Ya no somos niños, ambos traemos con nosotros la forma que el crisol de la vida nos ha moldeado. Tal vez en este blog te puedas dar cuenta de muchas cosas que viví. Puedes leerlo, juzgarlo, criticarlo, injuriarlo o lo que quieras... te podrías encontrar con malos ratos o cosas indeseables. Sería una radiografía de esa zona no expuesta que todas las personas tenemos.

O simplemente puedes tomarlo como un dato más y empezar a contar la historia que desde hoy se teje. Lo importante es hoy, y vos... por eso siempre he evitado hablar de mi pasado. Allá está, es una estatua, una pared en la cual me reflejo, de la cual soy resultado pero que no tiene vida. Este soy yo, Felipe Torres, sin más.

Gracias por llegar, creo que era la puntada para sentir mi vida en completa armonía. Bienvenida.

jueves, junio 25, 2009

Carta a Natalia

Hola mujer de mis recuerdos...

Esta vez no te enviaré el mail, lo dejaré aquí expuesto a los pocos usuarios de este blog. He de contarte que el fin de semana pasado vi la versión adolescente de la película Ser y Tener y que para esta ocasión se llama La Clase. Ojalá te la vieras porque de seguro te generaría un revolcón interior como me lo ha generado.

Fui a verla con una amiga alemana con quien he compartido mis últimos días... sin embargo este carta sin enviar no es para hablar de mis últimos affairs. Te cuento de ella porque fue quien me indujo a las reflexiones post película, similares en algunos casos a las que discutí contigo después de Ser y Tener.

Últimamente he vuelto de nuevo sobre mis lecturas y debates de política... siempre defiendo al ser humano por supuesto. Me gustaría tenerte conmigo pese a que no solíamos compartir algunas posiciones y siempre me calificaste de izquierdoso trasnochado, guerrillero aculillado. Ese humor tan tuyo.

Con Alex, la seudo novia alemana, hemos hablado de trabajar por la integración. Nunca había medido esa palabra y siempre la supedité a sinónimo adaptación. Ahora veo que no conozco los límites de ese vocablo.

También te cuento que he tomado decisiones radicales para mi vida de las cuales espero ejecutar muy pronto. Mis estudios están casi terminados y he logrado lo que habría soñado para mi vida pero cuando tuviera 35 años. He vuelto sobre la fotografía pese a que ya no tengo tu cuerpo desnudo para aprender las técnicas de sombra ni la textura de tu piel pecosa.

Cuando desearía haber visto esa película contigo, de verdad que estoy seguro que le hubiésemos sacado tanto gusto y tanto filo como la vez que vimos Ser y Tener. Que rico una buena cena, esta vez sin vino y sin humo porque he decidido dejarlos, pero con una de esas largas conversaciones que tanto disfrutábamos. Espero que igual que yo, tu vida siga cultivando esos placeres-deberes de tener una posición frente a la agobiante realidad de todos los días.

Un beso príncesa, ojalá tu vida sea tan feliz como siempre te la has merecido.

sábado, junio 20, 2009

Pachanga

Toco pachanga Alex Arepa, solo música cubana y buena mesa. Todos los caminos a la misma dirección y todas las personas que se cruzan por mi vida, ahora resultan ser de Alemania.

A tu cumpleaños, al documental de Anna, a EPA y a toda la comunidad bavaria en esta ciudad un placer. Muchísimas gracias.

lunes, junio 15, 2009

El camino de San Diego

Hacía muchos años me había soñado ver esta película. Incluso hace dos años cuando dejé mi hermosa ciudad lloré alguna noche pensando que no estaría para la presentación que hubo en la casa Otraparte que incluyó un conversatorio con el director Diego Sorín.

Daniel me habló alguna veces y hasta me daba rabia porque fui yo quien lo llevo a ver las Historias comunes. Una noche de despecho, pocos días después de que la niña bonita me dejara, en la estación San Antonio del Metro, entre dos mendigos y un intenso sonar de buses que poco o casi nada dejaban escuchar. Pero no pudimos movernos de nuestros asientos pese al teatro sui generis en que nos encontrábamos. Después venía el camino de San Diego pero en un par de meses la vida me empezó a cambiar. Nunca estuve en Medellín para ver esa película.

Ahora aquí, en la comodidad de mi nueva vida no puedo negar que varias lágrimas se dejaron caer, suicidas, por mi cara mientras me soslayaba con la historia. Lo básica que es la vida, lo sencillo que es ser feliz.

Y valió la pena esperar. Ese es el cine que yo sueño hacer, el sueño que me invadió algún tiempo después de que empecé a estudiar periodismo y que ahora, cuando replanteo mi profesión, deseo con todas mis ganas. Me encantaría empezar de una vez ese camino, sin miedo, como lo hizo Tais. Aventurar a irme tras ese ídolo, a construir mi propia estatua. Tanto que al final la figura tomó la forma, de tanto soñarse las cosas se cumplen, se logran. Si me pasó a mí, por algo será. Si ahora estoy aquí, por algo ha de ser...

sábado, junio 13, 2009

Con el perdón de ustedes

Muchachos, sé que me han de odiar con todas sus ganas cuando el próximo martes se encuentren con mi carta de renuncia al proyecto. Con José y Julián planeé meticulosamente cada detalle, medí cada palabra y debatí las posibilidades que teníamos para crear la revista.

Me duele irme en este momento tan decisivo y si bien tengo pocas razones creo que la decisión se justifica para darme tranquilidad en muchas cosas. Espero con todas mis ganas que el día del lanzamiento se adjudiquen un éxito total, algo nunca antes visto en la universidad y marquen un precedente de los trabajos que se esperan del diplomado. Yo no estaré ese día porque se me cae la cara de la vergüenza ahora que me voy sin despedirme de ninguno de ustedes. Espero me disculpen y cuando nos encontremos de nuevo en la cafetería me brinden su saludo: ¡Cómo los amigos que se reían en las clases!

De verdad que no hay una razón que justifique mi decisión. No me voy por los debates que sostuve con Patricia: nunca le he tenido miedo a la controversia y al diálogo, antes por el contrario me gustan los procesos que se van afinando por la diferencia de pensamientos. Si alguna vez, en las airadas tomas de decisiones, los llegue a ofender, les pido mis más sinceras disculpas. Muchas veces enceguecido en mis propios pensamientos, o celoso de que mis propuestas iniciales no fueran respetadas, defendí a capa y espada lo que creía era lo mejor. Este proceso es de argumentos y yo traté de defender los míos. Y Patricia con sus críticas los fortaleció mucho más que la actitud infantil y desesperante de La Magola (¿Cómo es que se llama?)

Tampoco me voy por alguna razón que tenga que ver con Carolina. Todo ustedes saben de la relacion extra clase que hemos tenido. Aunque en términos de balance ella gana con mi salida, por lo menos en tranquilidad. Ahora sus papás han de estar más felices cuando sepan que su hija no tendrá distracciones en las clases. Y Otto será feliz cuando ya no exista el corto circuito que generábamos ambos, incluso cuando nos sentábamos en los extremos opuestos del salón. Ya no habrán más gritos, notas que volaban de puesto en puesto o analogía de movimientos que hicieron pensar a Otto que éramos siameses.

De verdad muchachos que les voy a extrañar, y me encantará recordar todos esos hermosos momentos que a vuestro lado he vivido en casi un semestre. Hoy, cuando con Jose planeábamos la diagramación me sentí el más culpable de todos los mortales. A Alexa, y sus encantadoras curvas que nos mantenían en vilo, le quedo debiendo el almuerzo tantas veces prometido; a Angie ya no habrá quien la moleste y le recuerde que los anzuelos estorban en la boca. A todos, muchachos, que la vida los guarde.

Sé que muchos recuerden con esta decisión la historia De aquí a la Eternidad. Bueno, por lo menos los que éramos niños en los 90's o los que se gastaron el buen rato de leer esa historia que tanto marcó a muchas generaciones de jóvenes embolatados. En este caso, tanto como en aquel, yo tampoco tengo explicaciones.. Yo no conozco las razones, pero de que las hay, las hay. Y créanme, estarán má tranquilos. Un abrazo a todos, incluida la Magola y sus súper (.)(.)

domingo, junio 07, 2009

Declaro la paz

Debo reconocer que en las últimas noches he llorado, desconsolado, con todas mis ganas... Mi trabajo se ha convertido en un conteo de muertos por miles de razones. 34 en las protestas de Perú, 18 en un enfrentamiento entre carteles y el Ejército en México, una mina antitanques en Afganistán y ataques en Irak... En todo el mundo muere la gente y yo sigo apoltronado y olvidando el héroe que alguna quise ser.

Fue en otro tiempo que declaré que ninguna bala era necesaria y ahora registro los muertos del pueblo, impotente, y arrugando los principios que alguna vez prometí para mi vida. Que bonito es seguir una izquierda cuando se está en la universidad y olvidar todos los preceptos cuando uno se apoltrona en un sueldo que supera en casi una decena de veces el mínimo de este país.

Ahora cuando tomo café, aguanto frío y fumo hierba en la terraza me siento un yupi más que el hombre que alguna vez llegó a defender abiertamente ideas políticas y sostuvo un debate público en favor de la oposición política y en contra de la lucha armada; ahora me parece extraño el hombre que alguna vez escribió una columna para un periódico de izquierda defendiendo que si el Ejercito no existía, no existía la guerra, que nada estaba por encima de la vida... otros años, otras épocas que ahora duelen, ahora justo cuando no puedo sentarme en la ventana a crear el mundo.

viernes, junio 05, 2009

Una palabra de la segunda parte

Tenía miedo de saber que volvía a tus andanzas, tu aroma y tus sonrisas estridentes que retumban en el primer piso. He tratado de olvidarte algunas veces pero ahora esta segunda parte de nuevo me tiene con miedo del día que todo ha de terminar.

Y aunque quiero ejercer mi legítimo derecho a ignorar mi propia conciencia debo reconocer que una palabra tuya cambia el mundo. Que no entiendo porque eres la mejor de las mujeres en presencia y el recuerdo incómodo en la ausencia. Hoy, de nuevo volví al círculo vicioso. Y ahora que han pasado cuatro días de nuevo en tu compañía de nuevo me siento el hombre más feliz del mundo.

Y créeme que solo por el mensaje que nunca me llegó he lamentado mi pelea con la tecnología. Por fa, no me eches cantaleta por la decisión de esta semana: no tener celular, usar el internet solo en la oficina, cerrar temporalmente el facebook son medidas que me harán bien por estos días. Si en mi casa llegara a pasar algo mi hermana ya sabe que debe ponerme un mail...

En el fondo de mí hay un niño que le encanta el campo, izquierdiesta por vocación y mamerto de profesión. No olvides el trato de hoy, me la quiero jugar por eso.

Un besote, mi príncesa...

lunes, mayo 25, 2009

Una escultura de vos

Es verdad mujer de otra vida: Somos el resultado de las personas que amamos. Alguna vez lo había escrito pero no había reconocido que fuiste vos quien me lo dijo alguna noche mientras contábamos estrellas cobijados por varias constelaciones en la finca de Versalles. Nos reíamos acostados en la hamaca mientras degustábamos un Undurraga - Cabernet que tanto te gusta. No me la tomé a pecho porque no sabía de que me hablabas.

El viernes, mientras compartía conmigo mismo un delicioso almuerzo en el restaurante que más me gusta de esta ciudad, caí en la cuenta de tus palabras estelares. Estaba dándome un gusto en tus proporciones: lasagna vegetariana, una copa de Gato Negro, un buen postre y la tarde cayendo sobre los tejados de la Candelaria. Un montón de casas viejas llenas de musgo, como si fueran mil veces la casa de Versalles repetida para formar una ciudad.

Brindé conmigo mismo y en mi honor. Anfitrión de mi soledad, la misma que alguna vez te quité, te saqué de tu cuarto y tus canciones de The Cure. Yo soy tu repetición, el resultado de la persona que amé, y que tanto recuerdo... La camisa y el sostén con manchas amarillas de mis dedos de Cheese Trix. Yo dejé una huella en cada una de tus cosas, un lunar descubierto y colonizado, una cama desajustada, dos platos al desayuno dominical y un mal presentador de televisión. La serie National Geographic: nacimiento de una paloma en el tejado de tu casa, miles de retratos y desnudos, dos personas que mueren atropelladas por una tractomula en una carretera y Dios haciendo barra mientras hacíamos el amor.

Vos dejaste en mi todo. Creo que en este momento soy tu replica. Incluso ante las difíciles decisiones, tenis rojos o zapatos trocha, blu-jean o pantalón, camiseta por dentro o por fuera, aplancho o no aplancho, será que hoy si me peino; me pregunto que decisión tomarías tú.

Camino por las noches y lloro los sábados, fumo marihuana cuando es necesario, pero nunca dejo de fumar. (Cómo disfrutarías unos habanos que me trajeron hace poco). Como queso aunque el vino lo dejé por miedo al alcoholismo. Converso con todos los niños y quiero tocarlo todo, hasta lo que no se puede tocar. Me río y peleo, y después hago morisquetas, como vos cuando alguna idea loca se te metía en la cabeza. Y cuando me enamoro me doy unas cuantas palmaditas en la espalda y digo: "Es solo un enamoramiento, ya pasará". Como si fuera una tos que con algo de jarabe se pasa, y no me jugara el pellejo.

Trato de cantar y grito mucho, es mejor tener los pulmones despejados; silbo cuando puedo y cuando no puedo... también silbo. Digo las cosas sin pensar a quien pueda herir, igual las palabras no siempre matan y pa' caerle bien a todo el mundo tiempo sobra. Te acordás de ese cinismo tan tuyo. Tiene la opción de morirse o olvidarlo. Es una hermosa forma de ver la vida. Los domingos tengo prohibido bañarme y en caso de no ser necesario trato de no levantarme de la cama. Desayuno con todo lo que me genere placer, y si mezclar cereales, arepa, queso, chorizo, chocolate, tamal y todo lo que se atraviesa me hace feliz: "pues hacele Felipe, hacele que a nadie le tenés que pedir permiso".

Y aparte de eso mantengo un repertorio de tus frases negras, tu humor sin pudor. De verdad, ahora reconozco toda la sabiduría que la vida te había heredado en ese entonces. Y esa felicidad con que afrontabas cada día, eras un niño feliz en cuerpo de mujer madura. Y leo los Fragmentos de Amor Furtivo que algunas vez recorrimos juntos.

jueves, mayo 14, 2009

Carolina wrote on your Wall:

"No puedo darte soluciones a todos tus problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarla junto a tí.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro. Pero cuando me necesites, estaré allí.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte a estimularte y ayudarte si me lo pides.
No puedo impedir que te alejes de mí. Pero si puedo desearte lo mejor y esperar que vuelvas.
No puedo trazarte límites dentro de los cuales debas actuar, pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando algunas pena te parte el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlos de nuevo.
No puedo decirte quíen eres ni quién deberias ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu..."

domingo, mayo 10, 2009

Mail a Lina Rúa

Mi Lina, voy a serte tan sincero como pueda...

Las noticias no son buenas como me las temía. Y créeme que eso me ha dolido demasiado. Desde que llegué de Medellín, donde la pasé fenomenal pese a tanta llovedera, no he podido ver a esta persona en la que pienso el 90% de mi tiempo.

Me ha tocado reconocer, por un lado, que nuestros horarios no coinciden en lo más mínimo para que podamos vernos. Con decirte que yo tengo que salir de la Universidad a las 11:30 de la mañana y ella está llegando al mismo lugar a eso de las 11:50. Ni yo puedo salir más tarde ni ella llegar más temprano. Este fin de semana tampoco nos hemos podido ver debido a que yo tengo horario de trabajo de 5 de la tarde a una de la mañana. Y como es día de la madre ella tenía que estar con los suyos.

La otra cosa de la que me he dado cuenta es que no le intereso mucho. Con decirte que hemos hablado una sola vez por teléfono desde que llegué y pese a que le he enviado mails y mensajes de texto no ha respondido ninguno. El miércoles que hablamos quedamos en que tendríamos esa trascendental conversación, pero más nada: así que no le veo interés.

Lo malo es que eso me ha vuelto a sumir en la monotonía de siempre, la misma que ella había roto cuando le dio por cruzarse conmigo. Y esa monotonía es lo que más odio de esta ciudad: casa, estudio, trabajo, casa...

Pero bueno, en cuanto a lo de César lo único que te puedo recomendar es que no lo busques, que no te comuniques con él, que lo evites en lo más posible. Créeme que cualquier cosa que hagas en este momento por él puede ser visto como una mala intención. Y por el otro lado tú ya andas en otro cuento y es eso lo que debes disfrutar. A él le tocó perder en esta partida y vos no te podés quedar mirando hacia atrás a ver que pasa con su suerte. Vos decidiste dejarlo, y cuando se toma esa decisión hay que asumirla en todas sus facetas, porque de él no podrás ser amiga. Así que relájate y disfruta.

Lo bonito ya es pasado, anecdotario para recordar alguna vez cuando uno se sienta a pensar, tomar vino y fumarse algo de hierba... Y nada de sentirte mal... Y bueno, te agradezco de nuevo las tres mujeres de cabellos ardientes que me regalaste en Medellín, de verdad que me hacían bastante falta. Te veo sonreir, pilas pues.

sábado, mayo 09, 2009

De a de veras

Vamos a ser muy sinceros, príncesa hermosa. No es necesario que nos sentemos a conversar porque de nada ha de servir. Las situaciones que hemos vivido nos han dicho todo lo que necesitamos saber.

Yo puedo querer cambiar el mundo pero debo reconocer una verdad de perogrullo: no tenemos tiempo de meternos en cuentos. Yo tengo un trabajo rompe-culos, del cual me siento orgulloso, pero que es completamente inflexible en cuestión de horarios. Tú por el contrario tienes todos tus compromisos mientras mis horas libres y te regresas a tu casa cuando yo aún estoy en la oficina. Para qué seguir peleando con el tiempo, si el reloj sigue dando pasos y nunca nos cruza los caminos. Entre mi salida de la Universidad y tu llegada a ésta pueden no haber más de quince minutos, pero ni yo puedo salir más tarde ni tú puedes llegar más temprano.

Por esa razón aquel miércoles me despedí de manera especial, ahora si había llegado el último día, el último segundo a tu lado. Y el último abrazo, que por variar también fue un fracaso. Entonces no voy a tratar más, no nado más contra la corriente.

Si el próximo fin de semana nos logramos reunir tendré muy pocas cosas por decir, y si por el contrario nuestras agendas se vuelven a llenar de compromisos en los cuales no cabe la otra persona, no importa, el tiempo ha decidido por nosotros.

Nos vemos linda, gracias por todo... Lástima que te vayas justo cuando no podía estar más entusiasmado contigo.

Y ni modo de decirte que otra vez será, porque no es verdad, nunca más será como debió ser.

martes, abril 28, 2009

Me sacaste de casillas

Hummmmmmm, fíjate que cuando aprendí a jugar ajedrez algo en mi vida cambió para siempre y desde aquel entonces, por más que lo quiero, no he vuelto sobre los felices tiempos en los que hacía cada una de las cosas sin la más mínima responsabilidad, sin planear y sin prevenir lo más mínimo.

Cada vez que enfrentaba una partida la programaba en sus primeras jugadas y algunas vez llegué a tener una línea de diez jugadas estudiadas, como si fuera un gran maestro. Cada juego se parecía y creo que mi buen nivel se debía a los esquemas prácticos que aprendí con muchas horas de entrenamiento. Pero la estrategia del juego se traslado a la vida, común y silvestre, y desde ese entonces nada anda como una rueda suelta. ¡Qué problema! Sobre todo porque muchas de las cosas que a diario pasan nunca dependen de uno. Empecé por escribir un horario de rutinas, por pintar servilletas con estrategias o caminitos para llegar a algo. En el tablero de mi pieza puedes ver el horario de cada uno de mis días, a qué horas voy a levantarme, a que horas voy a la universidad, y obviamente a que horas me veo contigo...

Del viaje del viernes ya sé a que horas aterrizaré en Medellín, a qué horas estaré en Versalles y cuando me devolveré para la fiesta con aquellos compañeros que ya sabeís. Cuando te conocí a vos dibujé uno de esos caminitos para llegar a todo lo que ha pasado en estos tiempos. El caminito no terminaba a tu lado y ahí fallo la estrategia. Desde que no sé que pensar, ni puedo programar nada, ando perdido de este planeta. Ansioso, olvidadizo y cansado. Me tenés jugando en un tablero y una estrategia desconocida, ahora no soy yo quien toma las decisiones y lo has podido notar en cada uno de los despistes de la semana. Y para colmo de males, ahora sí estoy sintiendo los efectos de la pelea del sábado. Creo que tendré que dejar de jugar fútbol hasta que, o aprenda a perder o sepa manejar mis impulsos. El puño si bien no me imflamó me ha tenido sangrando desde ese día. Ni cuando me sacaron las cordales.

Déjame volver a mi estrategia, replegarme a mi cueva... Pero es que no soy capaz sólo, necesito que me ayudes, que no salgamos más ni que sigamos compartiendo ese poco tiempo que le hemos robado a nuestras ocupadas agendas diarias. Seguro que será mejor a toda esta ansiedad que siento cuando vos no estás... Piénsalo, no vamos para ningún lado...

domingo, abril 26, 2009

Feliz cumpleaños mi hermano

Hola Juan, te dejo este mensaje primero que todo para darte el mejor de los cumpleaños, felicitarte por todas las cosas que estás logrando y animarte a que nunca desfallezcas en tus propósitos.

Y aunque he sido bastante duro con vos, quiero que sepas que estoy muy orgulloso de que seas mi hermano y que me siento muy feliz de cada una de tus cosas, así muchas veces no las comparta. Siempre he querido lo mejor para vos, sobre todo al saber el potencial que tenés. Juan, vos podés lograr lo que querás, y yo quisiera poder ayudarte para que lo hicieras... así que ya sabés, cada cosa que necesites podés contar conmigo con un solo compromiso: que aprovechés mucho las oportunidades.

Ánimo y feliz cumpleaños, el viernes nos hablamos en Medellín para el regalo. Quiere unas medias blancas o unas negras? Te Quiero mi hermano...

Felipe

viernes, abril 24, 2009

Te tomaste la mitad de la copa

Viernes, 24 de abril de 2009

Lo que hiciste esta mañana no puede ser pasado por alto. Lo recordaré esta y todas la vidas que tenga. Si tú intención es que yo cambie mi decisión, créeme que con eso quebraste mi voluntad, me dejaste pendiente de un hilo para revocar esa radicalidad que tanto me ha caracterizado.

Y saber que estuve a un pelo de perderme el gran regalo. De un tiempo para acá no suelo prestarle mucha atención a mi celular e incluso la línea de tigo la olvidé en un cajón de mi escritorio. No supe de la llamada pero el destino quiso que pasara justo en frente tuyo, cuando iba acompañado de Wendy. Cuando sentí esas manos en mis ojos ya sabía quien eras... y lo confirmé al tocar el reloj, la argolla y voltiarme para ese abrazo que me cambio el semblante. Con decirte que me despertó, y que cuando ví esa sonrisa. Y ahí tan cerquita me sentí arrojado del mundo... pero pa'l cielo si es que existe. Yo nunca había sido tan feliz como hoy, y sé que de eso te diste cuenta, y se dio cuenta el señor de la tienda donde me invitaste a desayunar, y Karen cuando llegó, y todos los compañeros de tu clase cuando me vieron sentado en el sillón, y los ex profesores cuando miraban con su cara de cómplices. Esta mañana me enamoraste después de que me había negado a darte una oportunidad.

Cambiaste mi vida y sé que así sea esto lo último que vivamos, valió la pena. Esta mañana la guardaré como la mejor y cada vez que mi hermana vuelva a cumplir años la tendré presente. Y déjame decirte que no podías llegar en mejor momento. Justo dejé mi billetera en la casa cuando no tenía ni una moneda en el bolsillo y para colmo de males llevaba muchas horas sin comer. El trabajo estuvo pesado el jueves en la noche y olvidé cenar, tampoco compré algo para el final del turno. Solo quería dormir y tan pronto me desperté salí para la universidad sin plata, el pantalón arrugado y la camiseta mal puesta. Fuiste el ángel guardián. Hoy bebo a tu salud, mi bella bailarina, que te tomaste la mitad de la copa... me vas ganando el pulso.

miércoles, abril 22, 2009

Me tenés confundido

Caramba, mientras esperaba en ese primer piso me sentí de nuevo en la escuela. Con cara de niño juicioso, mis útiles desplegados por toda la mesa, una carta de amor que me niego a entregar y una manzana que guardaba con celo para tí. En tu grupo gozo de una gran fama y antes de tu arribo ya tenía algunas de tus compañeras a mi lado, con esas preguntas que me sonrojan.

Y a tu llegada me confirmaste las sospechas: "en mi grupo te aman", me decís de entrada. Y yo con la necesidad que tengo de lavar el ego me regocijo y sonrío en la mejor de mis carcajadas. Me había negado a tí y de nuevo estaba en la puerta de la universidad, esperando después de mi clase por tí. Sí, iba a entregarte el libro y a darle tranquilidad a mi alma. Te entregué el libro y me di cuenta que esa tranquilidad por ahora tendrá que esperar. Ahora sé que no te soy indiferente y que si quisiera seguir por este camino tarde que temprano llegaría a buen puerto. Pero no quiero caramba, ya lo decidí.

Y lo único que me hace falta es tu colaboración. Si fuéramos capaces de no vernos, de no buscarnos: todos felices. Hoy me di cuenta que te estoy queriendo más de lo que debiera y que tu presencia y no presencia han ganado demasiado espacio en mi vida. Ahora lamento que mi diplomado haya tomado un camino diferente al tuyo y que cuando llego al Externado apenas tú estaras saliendo de casa. Y con este horario que no ayuda para nada, con la vida social reducida a cero. Por Wendy no te preocupes, la relación se limita al trabajo que estamos haciendo. Es una persona encantadora, una buena profesional y con un trabajo envidiable. Y a Karen apoyala mucho en este difícil momento, tpu sabes que yo viví algo similar hace algunos meses y sé lo difícil que debe ser para ella. Dale un abrazo de mi parte, y nos estamos leyendo.

Un beso mi linda.

martes, abril 21, 2009

Perdón, por fa, perdón

Que pena, de verdad que se me cae la cara de la vergüenza por lo que he hecho. Pero soy una persona demasiado cobarde y no fui capaz de dar el paso final. Yo sé que debí haberte llamado y que si no fuera por la conferencia que iba a dictar no lo hubiese hecho. Se me partió el alma al saber que pocas horas después de dejarte en la estación habías tenido que ir a una clínica y que estuviste hospitalizada por casi 48 horas. Incluso me sentí culpable.

He decidido renunciar a ser feliz contigo, y aunque sé que la vida me regalaría muchas sonrisas a través tuyo, ya no hay vuelta atrás. Con el mail que me has enviado me has dejado claro que además de estar perdonado tengo un gran capital humano contigo, y te lo agradezco. Estoy viviendo un momento único y siento que mi vida ha llegado mucho más allá de lo que me esperaba. Tal vez en la parte afectiva las cosas si no estén en su mejor momento, pero yo no tengo afán.

Con vos viví las mejores horas que he tenido en esta ciudad y créeme que alcancé a soñar por lo alto. Me desanimé cuando me contaste de un error que cometiste, y que si bien me afectó fue antes de que nos cruzáramos. Te debí permitir el perdón que ahora te estoy pidiendo. Termino contándote algo que muy pocas veces comento. Cuando yo dejé el seminario, hace ya diez años y dos vidas, lo hice por una mujer. Tardé mucho tiempo en perdonarla, y aunque ahora me clama por un poco de mi cariño aún sigo sintiendo tristeza por la decisión. Yo no soy nadie para juzgar la situación de una persona que ni conozco, pero me prevengo y me repliego. Eso no es tu error, es mi prevención lo que me impide seguir soñando.

Gracias por ese lindo mensaje, y sigo creyendo con todas mis fuerzas que eres la mujer que siempre había soñado, pero que es tu obligación buscar el hombre que vos has soñado. Un tipo valiente, a quien no te le tengas que rogar como a mí.

sábado, abril 18, 2009

Adiós

Puede doler mucho y nos podemos negar pero ha llegado el momento de la despedida. Fue bonito y me alegra haberte conocido y haber compartido momentos tan hermosos durantes este par de semanas. Discúlpame mi egoismo pero no me quiero enamorar, no quiero dar un paso más en esa dirección porque no me siento capaz de estar con otra persona.

Me puedes decir cobarde o lo que quieras, pero esta vez no me quiero hacer daño. Hoy disfruté mucho el almuerzo pese a todo la pataleta de que la salsa no tenía la consistencia adecuada. Y me sentí feliz en ese momento... al terminar sabía que el letargo de la tarde me dolería por cada paso del reloj. Que la noche llegaría conmigo en una reunión de compañeros en la empresa y contigo en una rumba donde tus amigas se han procurado unos buenos pretendientes para tí. Y espero que la pases muy bien. Igual, si no te llevaran a alguien estoy seguro que allá te levantarías alguno, eres una persona que no suele pasar desapercibida.

Yo vuelvo este rincón donde me he refugiado desde un tiempo inmemorable. Ahora soy Felipe Toro Sentado y Felipe no querer hacer nada por el amor. Felipe no querer perder otra vez. Felipe ya no quiere aventuras ni palabras falsas. Felipe ya no querer volver a amar, por eso Felipe volver a sentarse en su sillón a esperar que la vida pase y la muerte llegue. Felipe no querer amor, Toro Sentado estar feliz así.

Gracias por todas y cada una de las cosas que me regalaste, y quisiera no tenerte que extrañar, niña hermosa. Un beso, el que nunca nos dimos. Cuídate...

viernes, abril 17, 2009

No os vayais

Quiero hacer todo lo posible por evitar tu ausencia. El vacío de hoy cuando salimos con el diploma en la mano y sabíamos que el lunes ya no habría clase no lo quiero volver a sentir. Todas estas maromas para que el almuerzo de mañana sea lo mejor que nos haya pasado espero sean recompensadas.

Hablar con vos me ha dado un nuevo aire y no se pudo evitar que todos los compañeros se dieran cuenta. Tú misma escuchaste los comentarios: ¡Ese paisa siempre va sonriendo! ¡Oye paisa, que sonrisota, la caro te tiene feliz!

Y aunque ahí se me cayó la cara de paisaje al ver que tu me animabas me reconforté al pensar que esta historia no tenga un final. Sí, era imposible que en el curso no se dieran cuenta de la intensa amistad que hemos traído en los últimos días: "Profe déjelos de últimos que ellos la están pasando bien".

Y ahora, cuando aún me retumban tus palabras de que mañana tendré quiz sobre tu vida y de que apuestas que no sé cocinar me sonrío al querer evitar el adiós. Es increíble cómo ese timbre de voz puede generarme tantas sensaciones, como me inyectas vida cada vez que nos hablamos. Estoy seguro que si logramos estar juntos, ahora con todas las apuestas en contra será algo de lo que nunca nos vamos a arrepentir. Ojalá halle gracia a tus ojos, que sea esa persona que quieres para tí. Igual,eres tú todo lo que yo deseo para mi vida, la mujer que esperaba.

Ojala que se allane el camino. Un beso mi príncesa.

jueves, abril 16, 2009

La confirmación del sexto sentido

Mi divina, hoy cuando te veía comer en el restaurante confirmé mis sospechas. Mi sexto sentido no me falló y al ver la pasión con la que hablabas, las pausas, las miradas, cada una de las cosas que hiciste confirmé que eras la dama en mis sueños. La persona que buscaba aunque ahora mis prevenciones me impidan lanzarme al vacío.

Cuando llegué a clase sentía una gran tristeza de saber que muy pronto cada quien tomará su destino, seguirá su camino y es posible que la suerte no quiera que nos encontremos de nuevo. Minutos después estaba, como siempre, bailando en tu aroma, sonriendo gracias a tus gestos y viviendo en el sueño de diario de las mejores tres horas. En realidad hoy fueron cuatro con la invitación a almorzar.

Ahora solo pienso en nuestra última cita escolar, la de mañana y en el almuerzo que preparemos el próximo sábado. Espero que ese día no sea una despedida sino el comienzo del verdadero sueño. Sé que el camino no es fácil y que el miedo me aborda, justo ahora, cuando estoy parado en el lugar que tanto soñé. No me quiero equivocar pero también quiero multiplicar las mejores horas que he vivido en esta ciudad. Ahora los lugares tienen un referente, un color, una anécdota que quiero recordar. Espero que estas maripositas no mueran nunca más, que el miedo, un antagonista de mi sexto sentido no vaya a dar al traste con todo esto.

Te veo en clase, y si no nos volvemos a ver, no dejes de leerme.

miércoles, abril 08, 2009

Aprender a perder...

Viejo, te toco perder y como tal debes aceptarlo. Asumir la derrota, de la misma forma como nos hemos regocijado en la victoria. Las cicatrices hablan de una historia de lucha, una vida llena de sobresaltos, encuentros y desencuentros que nos han enseñado a vivir.

Una semana difícil en la que daría lo que fuera por estar en Cartagena, la misma ciudad que alberga por estos días a la señora de mis pensamientos, a mi tia Cecilia, a Juliana (podeis creer el dúo) y a la mitad de colombianos que no tuvieron que trabajar por las festividades. Y mientras todo el mundo quiere que la semana se detenga y se alargue yo no veo la hora de que todo vuelva a la normalidad, las clases del diplomado, el trabajo en el horario normal, la expectativa en los negocios que corren por mi bolsillo. Caramba, nunca creí decir eso. Igual toca esperar y todavía es jueves... Que vaina, si la estuviera pasando bien ya sería domingo.

Cuánto me gustaría que el compañero de viaje de la Julis no fuera mi tía Ceci sino yo. Que de un momento a otro hubiese resultado el viaje y fuéramos los dos los que nos tomáramos esta semanita para los dos. O que hubiese viajado con ella, con la mujer que me trae levitando desde hace un par de semanas.

Pero por ahora solo levitar en esta oficina, sola como pocas veces...

martes, abril 07, 2009

Que me juego la vida...

Respiración entrecortada, el momento esperado. Tu ausencia y las pocas emociones de la semana. No pasa nada importante, algo que haga recordar esta noche y yo le apuesto a una sonrisa... o a una tristeza.

Los segundos marcan dolientes pasos... uno más, uno más. Un minuto y yo esperando. Qué rico que la vida se diera como un la sueña, que en este momento reciba la mejor de las noticias. Mi vida pende, nuevamente, de un hilo. Justo en un día en que todo ha salido atravezado. Ya era hora de perder una... Después de una racha de perder, vinieron algunos días de ganar, y al parecer lo normal se vuelve a imponer. El tedio, el importaculismo... cada tiro al aire cada vez más lejos, cada una de esas cosas que le dan razón a la existencia con menos frecuencia.

Esperar, como siempre esperar... Esa ha sido la constante de mi vida. Coño, que ya me la quiero jugar. Ni un minuto más de espera. Que la vida se caiga pero que yo no espere un minuto más.

lunes, abril 06, 2009

Cartas desde la ociosidad

Hola mi príncesa:

Esta noche mi empresa me ha pagado más de 150 mil pesos por hacer nada. He editado nueve fotos mientras que a diario puedo sobrepasar las cien. Junto con dos compañeros nos cocinamos unos buenos sanduches y nos hemos contado las vidas desde los cinco años hasta esta noche. He releido mi blog desde sus primeras entradas y ahora te escribo una carta desde la ociosidad y la modorra en que he quedado desde que no estás por estos lares.

Me imagino que tu noche ha sido especial, algún trago que espero me brindes desde la distancia, buena música, playa, calor... Bogotá está desolado, no hay un transeunte ni para preguntarle la hora. En la casa todos me han abandonado y en las noches me despierto sobresaltado cada vez que escucho algún ruido, así sea la caida de una hoja. Recibe mi saludo desde aquí, el mejor de todos mientras yo sigo dedicado a ver televisión y voy facturando por hacer nada. Que rico tenerte pronto por aquí mi niña querida. Se te extraña.

domingo, abril 05, 2009

Hoy fue cinco de abril

Coño, ya no sé que es peor, la tuza o el enamoramiento y esa voz retumbando en la cabeza...

sábado, abril 04, 2009

Señora de mis pensamientos

La de hoy ha sido la mejor de muchas noches. Aún recuerdo tus manitas calientes, tus sonrisas y tus brackets brillando en cada una de tus sonrisas. Aún tengo en la cara la sonrisa impresa que me nació cuando te vi llegar desde la séptima, con tus gafas de sol, el bolso negro, los jeans de universidad. El pelo negro, muy negro, desafiante de una playa en la que has de estar en pocas horas.

Te quiero decir que lo de hoy fue parte de un maquiavélico plan que he trazado en los últimos dias... Qué hoy cumpliste tu cita con un proceso que empecé a tejer desde hace más de una semana cuando, como un extraño llegué a la clase y me encontré con veinte caras nuevas. La tuya, como te diste cuenta, fue la que más me agrado. Desde ese momento que te sentaste a mi lado, con tus gafas de niña pila, tan parecidas a las mías, me robaste la primera de las sonrisas. Qué me agradaste desde ese momento.

Y si bien el plan lo pensé yo fueron nuestros profesores quienes lo echaron a correr. Cuando en la segunda clase, que hablabamos de los nuevos lenguajes, los mensajes de texto, las nuevas formas de comunicación tú respondiste: yo, no profe, me abriste la puerta a una idea que empezo a obsesionarme. Desde ese día empezaste a ser lo más importante. Y desde ese día empezó a correr el plan.

Como un ajedrecista pasé horas diseñando paso por paso la forma de llegar a lo que el día de hoy ha pasado. En el tablero de mi pieza dibujé una y mil veces la forma de ganarme tus sonrisas. Y hasta hoy ese plan se ha cumplido al pie de la letra.

Cuando llegué de improviso aquella tarde, ocupado con la bolsa, no fue una casualidad. Había estudiado de la mejor manera cada uno de tus movimientos, desde la cafetería había pensado en todos los planes... Y ese funcionó a las mil maravillas, y tu cara me dijo que no había fallado.

Si el jueves te pedí el número celular no fue en vano, sabía que el receso de Semana Santa podía hacerme perder el impulso, y aposté lo que pude para evitarme la ansiedad que me generarán los próximos ocho días. Solo que ahora las condiciones son diferentes.

El mensaje de esta mañana había sido medido, palabra por palabra, letra por letra... la mejor forma de hacerte una invitación. Sabía la hora en que lo escribiría, dónde estaría, y en que estaría pensando. Fallé en algo, tu respuesta llegó inmediatamente. Yo le había dado toda la tarde. Y no fue un mensaje, fue una llamada, ahí, cuando aún no abandonaba la cancha. Ni me dejaste salir del complejo deportivo.

Pero toda esta cháchara no vale nada comparada con esas maripositas que sentí cuando te veía caminar hacía mí, exactamente a la hora señalada. Me he dado cuenta que eres, al igual que yo, obsesiva con la puntualidad. Punto a favor.

Y no te puedo negar que de algún tiempo para acá yo he tenido ciertos "affairs". Personas que aparecen por alguna parte y quieren mucho más que amistad. No te puedo negar que he salido con muchas personas, periodistas, no periodistas, gente con la que estudio, con la que trabajo, personas que he conocido cruzando una calle. Pero sólo hoy sentí esas cosquillitas, esa sonrisa de verte llegar, esas maripositas. Con ese abrazo me sentí reconciliado con la felicidad. Nadie había logrado que yo me sintiera como en esta tarde. Te lo agradezco mi linda, que bonito fue.

La película fue un desastre y las boletas no fueron gratis. Todo era parte de ese plan para robarte las miles de sonrisas que esta noche me he traído conmigo. Lástima tu otro compromiso, estoy seguro que hubiese sido inolvidable.

La conversación no pudo ser mejor y la película entró a interrumpirnos. Nunca le he hecho caso a mi primo Jhon Jairo, el buzo de la foto que te mostré, que me ha recomendado que la primera salida no sea cine, "porque si a uno lo gusta la vieja uno se encarreta es hablando".

La pelí se corto en buen momento y el café pasó a ser el plan B, Bueno, Buenísimo. El lugar inmejorable. Y te perdiste Gato Gris, con su show de tangos. Es increíble como un lugar puede generar tantas sensaciones.

Tu llamadas (y esas hermosas palabras) me pusieron en evidencia en el restaurante. Ya ibas lejos, a un avión de distancia, pero seguías ahí. Te escuchaba igual que los 20 minutos antes que había estado contigo. Mis amigos se han quedado con las ganas de conocerte y el César quiere que en dos semanas vayamos a una finca que queda por la laguna nomeacuerdoelnombre... Será el día del desquite, sobre todo ahora que sé, pasarán más de ocho días en volverte a ver. Salúdame a Cartagena, una ciudad que la llevo en mi corazón, no te olvides de ir donde Ginna para que pases por los libros que me va a enviar. A esa ciudad le debo miles de buenos recuerdos.

Espero que el viaje haya sido muy bueno, yo personalmente le he cogido pánico a los aviones, espero y tu no.

Un beso muy grande. Aquí termina mi plan. Qué pasará en adelante? No sé, pero lo quiero vivir, talvez nada, o tal vez, como espero, todo. No te he hablado de mi sexto sentido, las corazonadas. Sabía que ibas a llegar, sabía que alguna noche me sentaría a escribir algo como esto. Lo empecé a sentir cuando supe del cambio de grupo en el diplomado. Todavía no te conocía, pero cuando ví esos ojos andantes te reconocí, eras la premonición, la mujer que sabía que iba a llegar.

Incluso hace ocho días mientras disfrutaba de la compañía de otras personas, y aunque mi plan no había empezado a correr, sabía que eras tú. Esa noche sabía que eras tú. Estuve en una finca en La Calera, con esos rolos bien puestesitos que tienen hijas bastante cachondas... Y a pesar de que pude haberme dejado caer en los brazos de alguien preferí guardarme la sensación de un buen beso para vos. Sé que el día que se dé, no habra retorno. Para eso no tengo plan, pero el avión ya está decolando, es casi imposible detenerlo.

Ese día que te conocí al salir de clase prendí mi ipod y sonó una canción justo para tí. La confirmación del sexto sentido, La he escuchado mil veces desde esa vez. Aquí te la dejo, porque pareciera que yo la hubiese escrito para tí, mi niña de ojos andantes. Y ahora duerme, mañana tienes un día de playa y yo estoy muy latoso.

De antes

Regálame un segundo por favor, preciosa

Yo a tí te conozco de antes
he visto esos ojos andantes
Yo a tí te conozco de antes
tal vez de un tiempo en que mi memoria no alcanza
tal vez de un tiempo en no habitaba esta masa
tal vez de un tiempo en que mi lenguaje no hablaba
tal vez ni tiempo fue.

Yo a tí te conozco de antes y esto me provoca pensarte
te conozco de antes
cómo, cuándo y dónde fue
quiero saber, preciso entender
serás acaso una dama en mis sueños
una revelación que no entiendo.
Dime si lo sabes
igual no espero nada a cambio, preciosa,
solo intento entender porqué al verte me fallan los pies
la lengua me pesa al hablar
tiemblo y sudo sin parar.
Todos estos elementos al mezclarse en mí pueden estallar

(CORO)

No necesito mirarte para sentir
los destellos que nacen de tu ser
tus colores pintan mi canción
y mi guitarra se convierte en tí.
Y acaricio tu cabello intentando acordes al azar
y regalas notas tan dulces que me inspiran a cantar.

y no es excusa pa' cantarte.

viernes, abril 03, 2009

Y dijo el Quijote...

- Si yo, por malo de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad el cuerpo, o finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quien enviarle presentado, y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendida: "Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la ínsula Malindriana, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante la vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante"?

(...) y le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos.

jueves, marzo 12, 2009

Suerte mi viejo

Viejo flaco y querido que te has llevado la mitad de la historia entre tus páginas, te he de extrañar a partir de ahora, me acordaré de tus altísimos pensamientos, te leeré de nuevo ua y mil veces.

Ahora que te veas sólo vengo a entender lo rápido que pasa el tiempo cuando miramos hacia atrás, y lo rápido que caminamos cada vez. Gracias por acompañarme en el cumpleaños, tú y tus amigos me regalaron dos de los mejores. Que la vida te guarde, por muchos otros siglos, y no te olvideís, de este tu buen amigo.

domingo, marzo 01, 2009

A la muerte del Güero

Te tocaba mi cuate, te llegó la hora. La Situación. No te la esperabas así, en tierra firma y en la tranquilidad de la misma cama del Quijote. De muy cabrón que eras pasaste a ser sólo un muerto más, me late que por más guapos, cuando se acaba la vida somos el mismo pellejo.

Y que te jugaste el cuero conmigo, que me enseñaste a armar y a desarmar en la oscuridad, a la palabra dada como la mejor garantía, a que las cuentas se cobran y que de muy güachos que seamos también tenemos que aceptar los golpes en contra. Con vos, que te aprendí a caminar al filo de la navaja, que de nada te sirve bajarte la mejor si no tenés a quién contarle... Que a los muertos no se les recuerda, para no morirse con ellos... Venga mi cuate que me enseñaste a correr, a dar la cara, y ya que todos me han puesto aquí, disparo y juego mi mejor carta. La mitad de mi copa dejé servida, pero esta carga ladeada me la cobro hoy, o mañana, pero me la cobro, Me late que sí.

Que fueron ratos largos, pero entre muchos machos la nostalgia no germina; yo quería que te muriéras el otro día, y en peores condiciones, pero de muy cabrón te llegaste hasta aquí y de muy cabrón casi me haces perder el mejor de mis trabajos. Me acuerdo de vos a diario, cada vez que a mi mesa de edición llegan los muertos, Sinaloa, Ciudad Juarez, las morras de los narcos... re cabrón, hasta la eternidad, que ya me cobré la deuda y rompí la foto. Nunca más dependeré de nadie.

viernes, febrero 06, 2009

¡Qué muralla tan grande!

Venga Felipe, ¡qué no puedes dar un paso sin dolor! Cada sueño que se cumple duele, cada alegría cotidiana, duele, cada tristeza, duele, cada amor, duele.

Hace un par de semanas trabajar para la Agencia Efe era un sueño. Te veías el súper periodista, la cabeza en alto, los dedos ágiles, el pensamiento tranquilo. Las ganas como siempre de hacer todo, y de superarte a cada paso. Después El Colombiano, Medellín, calor, familia, Susana, las viejas calles.

Esta vez el paso fue aceptado, llegar al Colombiano dejó de ser frustración y en un abrir y cerrar de ojos te dijeron: ¡Queremos que trabajes con nosotros! Pasaste miles de pruebas hasta llegar allí, miles de segundos pensando en lo importante que sería, en la nueva vida de la vieja villa. Sabías que no fue la ciudad la que cambió, sino vos el que te volviste visitante. Y quisiste seguir.

Pero esa afortunada llamada: “Hola Felipe, soy Rosa Mengotti de la Agencia Efe. Creíste que nos habíamos olvidado de ti, pero llamo para darte buenas noticias, has sido elegido para trabajar con nosotros”.

Joder, que todo puede pasar cuando una moneda cae. Sabía que aceptaría, lo había pensado miles de veces y me sonreía cada que lo imaginaba. Y en ese instante lo estaba viviendo. “Tu contrato empieza el 20 de febrero, así que necesitamos que para ese día hayas hecho algunas capacitaciones. Ven, pero tú ya estás trabajando?

“No señora Mengote – respondí. Yo estoy en Medellín pero no estoy trabajando, así que viajaré entre el 12 y el 15 de febrero para estar allá ese día.”

“Trata de hacerlo antes, pero entonces llámame el lunes porque veo que estas fuera”.

“Hasta entonces”. Veinte segundos para cambiar vidas.

Ahora tengo miedo. Mañana, cuando sería mi primer día de trabajo en el soñado periódico El Colombiano, iré a decir que renuncio. Mierda, que la felicidad completa nunca me acompaña. Esa puerta ahora está cerrada y espero que alguna vez, si la llego a necesitar se vuelva a abrir. Ahora en Medellín he tachado la única casa en la cual pude haber vuelto a vivir.

Me voy, de nuevo me voy. Esta vez igual de afligido pero con un camino más seguro. Viajaré en avión, el primero que pagaré. Sonreiré al decolar y se ensombrecerá la mirada al pisar Bogotá. De nuevo tristeza y soledad pero más periodismo. La decisión está clara: pude quedarme escribiendo para Medellín, o irme a Bogotá a ser parte del flujo de información mundial. En ese entonces seré experto en crisis económicas, presidentes latinoamericanos, las tragedias diarias. Escribiré en inglés como si supiera, pondré mis piesitos en otros países. Cualesquiera sean.

¡Que muralla tan alta!, me dijo mi papá. Que miedo ir a decir al Colombiano que esta vez es Felipe el que no quiere trabajar para ustedes. Que les estoy cobrando una vieja deuda por culpa de la Yarce.

¡Pero que agilidad la mía!, terminó de decir mi padre. Venga Felipe, duele pero en poco tiempo, febrero 20, serás otra persona. Brindo por vos, así ya no estés en esta hermosa ciudad, con hermosas mujeres por doquier. Por la Juli, que hermosa, pero que solo será una gran amiga. Por lo que tienes que aprender, por lo que tienes que ganar. Porque tendrás que trabajar muy duro, esforzarte como el que más. Esta vez no puedes morir en seis meses. Venga Felipe, salud. Sos muy grande, no llorés mi parcero, que la vida te ha mostrado su mejor cara, y solo es quitarle el velo. Mañana a esta hora, 2 de febrero, nos reiremos. Te felicito mi pipe, ¡qué agilidad!

jueves, febrero 05, 2009

Adrián

29 de enero de 2009

Hola soy yo. Me llamo Felipe Torres, disculpa que en la mañana no me haya presentado y que de pronto te haya hablado bastante duro. También estaba demasiado nervioso, viviendo mi propia pesadilla. Con el alma partida, con todo el miedo del mundo y con rabia por tanta indiferencia de algunos, mezclada con la incapacidad de otros.

No fue el mejor momento para conocernos, me hubiese gustado que tuviéramos toda una vida para conversar, que me contaras mucho más que tu nombre, los 19 años, ningún hijo, tu mamá. Pero te metiste allá en ese rincón.

Te cuento que mi despertar fue bastante bonito. Yo duermo en un undécimo piso, con las ventanas abiertas y las cortinas recogidas para que el sol me visite todas las mañanas. Sin embargo hoy no fue el dios Apolo el encargado de darle fin a mis sueños. Mi abuelo necesitaba que lo llevara al puente del Pandequeso porque iba de viaje. Lástima que hoy no viajó conmigo, si lo hubieras conocido hasta te habría caído bien y hasta de pronto la historia fuera diferente.

El cuento es que al despertarme todavía era de noche. Por la ventana se veían miles de luces. Sonreí, supuestamente hoy iba a conocer a una mujer espectacular de la que mi tía Cecilia me habla cada tanto. Hice algunas vueltas, volví a la casa, dormí, mi abuela me despertó, bromeamos, mi papá me hizo desayuno, mi tía Gloria me hizo miles de preguntas. Un día normal, pero feliz desde que volví a esta ciudad.

Con mi papá, un señor que no creo que hayas alcanzado a ver, y con mi abuela salimos para la finca, un potrerito en Versalles, cerca de Santa Bárbara. Seguro que vos la conoces. Antes de coger la cabrilla oré un poco a un Dios que hace mucho había olvidado pero del cual suelo acordarme algunas veces: “Inspírame Señor el gesto y la palabra necesaria frente al hermano sólo y desconsolado. (No sabía lo necesario que sería). Darme nervios de acero, capacidad de reacción y evítame que vaya a herir a alguna persona o a mi mismo, por alguna imprudencia”. Ahora que lo pienso la oración fue acertada. Premonitoria.

Fuimos a Mayorca, hicimos unos enredos y tomamos el camino que nos cruzó con vos. Hacía mucho rato no conducía un carro y créeme que siempre lo trato de hacer con mucha prudencia. En Caldas me llamó mucho la atención el bus de la empresa Galaxia. Había parado a recoger pasajeros pese a que, según entiendo, eso está prohibido para los buses interdepartamentales. No lo pude adelantar y con lo estrecha que es esa carretera tuve que caminar bastante rato tras él. Le comenté a mis dos compañeros de viaje que ese bus no debería llevar la puerta abierta y mucho más arriba lo sobrepasé.

Después alcancé una tractomula que iba bastante rápido. – Eso es que va vacía- dijo mi papá, mientras que yo acoté, innecesariamente, que a lo mejor solo llevaba unos dos o tres kilos de coca. Cuando estaba a punto de sobrepasarla mi papá me advirtió que no lo hiciera porque teníamos que parar a comprar unos huevos. Así lo hice y creo que fueron esos pocos minutos ahí los que me pudieron salvar…

El bus de Galaxia pasó, la señora de los huevos decidió venderlos, una olla cambió de dueños y de nuevo en marcha. No iba rápido y sobrepasé una luv 2300 blanca. Ahí fue cuando me encontré con la moto que me hacía señas y la tractomula. Me alcancé a molestar un poco y acaso 200 ó 300 metros más adelante empecé a ver rodar las cebollas cabezonas. Vi el bus de Galaxia contra el barranco y unos discos en formato LP sobre el piso. El ayudante sangrando pidiendo ayuda.

Mucho gusto, yo soy Felipe Torres.

A lo mejor cuando yo me levantaba, cinco horas antes, como en los cuentos de hadas, vos ya llevabas varias horas de trabajo, un desayuno, algunos cigarrillos, acaso unos chistes con tu compañero (nunca dijiste cómo se llamaba). El carro con cebolla, tal vez un poco de sueño. La historia de cómo llegaste a cruzarte conmigo no la voy a saber. Debiste pagar el peaje, tal vez ponerle volumen al vallenato de “que bonita es esta vida”. Llegaste al Alto, un poco apurado, o tranquilo, saludaste. Todo puede ser.

Y empezó el descenso cuando yo estaría comprando los huevos. ¿Qué pasó? ¿Frenos, dirección, un sobrepasó como dice la versión…? imposible saberlo. Yo creo que tuviste alguna falla mecánica porque un sobrepaso en ese sitio, con un camión cargado y a una tractomula es un tiro al aire que uno no se suele jugar. Tal vez sí, a los 19 años la vida es otro cuento. Yo también quisiera tener cinco años menos, pero con la experiencia, la prudencia y los conocimientos, muy menguados todavía, que tengo ahora.

Cuando te vi con medio cuerpo colgando, la sangre corriendo -esas palabras de “amá ayúdame, amá”, que me acompañarán por siempre-, me sentí en una pesadilla. Lo primero que hice fue llevarme las manos a la cara y devolverme al carro para decir, “ese man se está muriendo allá”. Traté de que mi abuela no te viera porque hace muchos años, cuando vos eras un bebé –y yo un niño-, ella perdió un hijo en idénticas condiciones. No lo pude evitar y luego de devolverla al carro volví a subir, sin saber lo que vendría.

Cuando vi que amarraban lazos y tenían carros dispuestos a jalar sentí que no había vuelta atrás. Sabía que no era lo recomendable pero tus lastimeras palabras de “ayúdenme” obligaban a pensar en algo. Fui ahí cuando nos vimos. Esa historia la sabemos vos y yo.

Acordate que mientras terminaban de organizar para tirar del carro me acerqué a vos. – Parcero, cómo te llamas. – Adrián, y de nuevo pedías ayuda. – Mirá Adrián, te dije como si fuera un experto, si sentís dolor cuando estén jalando el carro me decís y ahí hacemos parar.

Al primer embate los gritos fueron terribles. Imposible jalar. Me acerqué, te di la mano y fue ahí cuando alcancé a ver los pies, ya sin vida, de tu compañero de viaje.

- Adrián todas las personas que hay aquí vamos a trabajar para salvarte. No te vas a quedar dormido… ya no te estaba hablando, sino gritando. Te di la mano y empezamos a conversar. Yo soy periodista y habló como un parlanchín, aunque nunca digo nada.

La sangre empezó a correrte con la saliva pero las heridas no eran más que rayones por los vidrios del panorámico. Me dolía mucho cada vez que volteabas los ojos y como que te ibas. Ahí de nuevo te gritaba que no te durmieras, que mucha fuerza, que no te desesperaras porque ibas a estar bien. Te prometí que no te íbamos a dejar morir. Pero estabas colgando de la cabeza y atrapado de los pies. En ese momento sabía que si tenías otra oportunidad de vivir nunca volverías a caminar. Era imposible que tus pies se salvaran.

Mientras tanto la gente empezó, con la fuerza que las manos le permitían, a desdoblar las latas del turbo rojo que manejabas y lentamente ibas cayendo a mis brazos. Para tener 19 años estabas bien alimentadito y casi te dejo caer cuando te desaprisionaron. Sentí el sudor de tu cuerpo, la sangre, los vidrios, sentí que tu pie derecho, más arriba de la rodilla, estaba partido en pedazos. Era lo mínimo que te podría pasar.

En el asfalto me sobresalté al pensar que ibas a vivir, que esa desnudez que tenías en ese momento iba a seguir siendo vida, que esos rayones en tu piel serían alguna vez cicatrices. Aunque tu pie, nunca más sería tu pie. Te negué agua y después de mucho pedir un carro que te llevara apareció ese Turbo, idéntico al que vos manejabas. – Vamos señores que Adrián está de afán, así que ayúdenme a levantarlo a la voz de una, dos y tres.

Te lamentabas por tu pie mientras acercaron la compuerta que improvisamos como camilla. De nuevo al suelo, la plataforma y para el carro. Ya los ojos no te querían responder pese a que te gritaba con todas mis ganas, te golpeaba la cara… Ya estabas pasando al otro lado. Lamenté mucho no acompañarte y me consolé al pensar que ibas a vivir a ese duro trance. Cuando te anuncié que iba a levantarte un poco la cabeza para ponerte un cojín de protección, y vos mismo te moviste, creí que lo más duro ya había pasado. Pero cuando vi que te ponías bocabajo como para dormir, y no hacías caso a lo que te decía, sabía que de ese rincón no ibas a salir nunca. Dormirte era morirte, es lo único que pensaba en ese momento, y no pude hacer nada para evitarlo. El escapulario sin crucifijo, los zapatos modestos, la caja de cigarrillos, la ropa hecha trizas y una cara desconocida, la mía, que no te quería dejar morir, fue el inventario que tuviste en los últimos segundos.

Me bajé del carro al tiempo que te morías pero me negaba a creerlo. Si Dios existe, te debió recibir de la mano cuando aquí en la tierra yo solté la tuya. Con los nervios destrozados y las lágrimas en la cara te grité las que pudieron ser las últimas palabras que escuchaste: “Vamos Adrián, vos podés vivir, no te vas a quedar dormido mientras bajan al hospital”.

Me fui con el optimismo de que ibas a estar bien, de que vivirías y que alguna vez nos volveríamos a cruzar… talvez en otras situaciones, talvez sin ser amigos, sin reconocernos.

Hoy, curiosamente, empecé a leerme el libro “Los doce del Patíbulo”. En sus primeras hojas hay un muerto que nadie, aunque todos quieren, puede evitar. Creía que estabas vivo, que en ese momento una hermosa enfermera te daba los primeros auxilios, te conversaba, te limpiaba las heridas, te curaban el pie izquierdo.

Dormí sobresaltado, almorcé poco y emprendí el regreso talvez unas cinco horas después de haberte despachado para el hospital. Pero vos te me fuiste para otro lado. Pocos carros bajaban por lo que comprobé que el levantamiento del cuerpo de tu compañero no había terminado y que los hierros retorcidos, de donde creí salvarte, todavía no habían sido removidos.

Arriba del peaje empezó la fila de carros y confirmé mis sospechas. Paré a un vendedor ambulante, de esos que se pasean por todos los trancones del país, y le pregunté que sabía del accidente: “Ha llovido mucho entonces no han podido hacer el levantamiento de un muchacho que se mató. Porque el chofer si murió apenas lo mandaron para el hospital”.

Joder!!!! Esas palabras me partieron el alma. Disculpa Adrián que mis conocimientos en materia de primeros auxilios sean tan básicos, hice todo lo que a mi alcance tuve para salvarte la vida. Pero en suerte te tocó un periodista, con los nervios de acero eso sí, que trató de ayudarte. Y ahora pienso miles de variantes que hubieran evitado tu muerte. Si hubiese estado con doña Yaneth, si no te hubiera dejado acomodar en ese rincón del camión, si hubiesen llegados los bomberos, si me le hubiese adelantado al bus y te hubieses chocado contra mi carro… si te hubiese dejado con el cuerpo izado como en las pesadillas.

Ahora solo puedo hacer algunas oraciones, las que no he olvidado, a tu favor. Escribirte esta carta que podrás leer en toda la eternidad que te espera a partir de este 29 de enero y que a mí me liberará de este cargo de conciencia que tengo. La próxima botella de vino la beberé en tu honor para compensar el trago de agua que no te deje tomar, trataré de vivir pensando que talvez yo puedo encontrarme el final de los días en una curva cuando me niegue a comprar huevos. O cuando pare a comprarlos. Dame la fuerza que tenías en tus manos, con la que me golpeaste en el pecho cuando tratabas desesperadamente de salir del carro. Seguro que un puño de esos en una ocasión diferente no lo hubiera resistido. El pecho me dolió durante un rato. Dame los años que no te gastaste, la risa que talvez exhibías cada tanto… tu paciencia, tus buenas intenciones, el amor por los tuyos. Vos eras menor que mi hermano. Imagínate parcero.

En este momento tu mamá, a la que tanto imploraste en los últimos minutos de vida, debe estar destrozada. Tus hermanos si los tenías, tu papá. Tal vez la novia que, al igual que me he sentido yo en los últimos cuatro meses y cinco días, pensará en la pérdida por siempre de su amor. Solo que para ella el “por siempre” es inefable. Hasta siempre mi hermano, Adriancho, acompáñame cada vez que podás. No me dejes dar un mal paso… Estoy seguro que por siempre recordaré este nefasto día. Suerte mi brother.

El regreso (siempre se vuelve)

25 de enero de 2009

El momento soñado terminó siendo un interrogante más. Me devolví para darle calor al alma y pocos metros después de Bogotá me di cuenta que el frío provenía de mi sangre, de adentro.

Y cuando esperaba que la Cornejo estuviera al final de tan largo camino apenas logré unas pocas palabras suyas en las cuales asegura que su vida va muy bien. Y qué injusto. Tanto esperar este momento para que cuando se dio me sintiera como si esta no fuera mi casa de siempre.

Esta ciudad, ahora, tampoco es la mía: la eterna condena a jugar siempre de visitante. Bogotá me hizo sufrir mucho cuando estuve allá, ahora me hace sufrir al desenfocarme del lugar en el cual debo gastar mis días.

Y de nuevo queriendo echar el tiempo atrás. El recordar para no vivir como un ejercicio diario. Que gran vacío el que me has dejado divina mujer. Y que daría esta vida y la otra por compartir de nuevo, ahora y por siempre, todo lo que antes tanto soñamos. Así no sea posible.

“Son las mismas luces que alumbraron con sus pálidos reflejos ondas horas de dolor. Que con indiferencia hoy me ven volver. Errante en la sombra, te busca y te nombra, la Diana: un dulce recuerdo que lloro otra vez.

Tengo miedo del reencuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida. Pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar. Y aunque el olvido, que todo destruye, haya matado mi pequeña ilusión, tengo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón”.

jueves, enero 08, 2009

...

Con el alma de un hilo, a un paso de la gloria y a dos del infortunio... Con el sueño en el bolsillo, y cerca, muy cerca. Y no sabemos si es un espejismo o la realida. Te viste ahí Felipe, bien vestido, con un cambio completo, como el periodista que tanto soñaste... sería diferente la vida cuando las condiciones laborales sean así. Ojalá de nuevo te hayas caído para arriba.

Pero la vida no terminará si la llamada no llega. Creo que es muy temprano para estar tan arriba, pero sé que algún día ese será mi lugar. Si mañana recibo la grata noticia comenzará un nuevo ciclo, una nueva vida, ahora con una mirada abierta a más horizontes. Despues de esto que está a punto de suceder la potencialización de Felipe no se hará esperar.

Y me da tristeza, de verdad que la Cornejo estaría feliz en este momento... Pero bueno, ella igual está feliz. Esperar no siempre es fácil, y ahora que siento tan de cerca la oportunidad soñada, ni yo, campeón en esperar, me siento capaz de hacerlo. Ya quiero saber, ya quiero que sean ocho días... Ya quisiera celebrar. De nuevo un brindis por lo que no fue, porque este bache sea una nueva oportunidad. Que no se desvanezcan las esperanzas, que mañana haya otro día.