lunes, octubre 20, 2008

Juez, tiempo

Dame tiempo, por favor, dame tiempo mientras me levanto. Te lo digo directamente porque sé que lees regularmente lo que escribo en este blog y sería injusto empezar una relación cuando todavía mi cuerpo es una radiografía de Diana.

¿No te has dado cuenta que no pasa un párrafo sin que la mencione? No te has imaginado que estos tres días en que no he sonreido ni para la foto es porque aún me duele en los huesos... Te haría daño si te dijera, vamos piba, sonrie y vamos.

Tal vez un par de meses, tal vez antes de navidad o de mi cumpleaños. Tal vez el otro año pero ahora no. No mientras el recuerdo de ella sea tan vivo, tan deseado... tan esperado. No hasta que se estanque esta llama de esperanza que aún tengo.

Debo curar mis heridas, atemperar mis aguas... tengo que emborracharme todavía al calor de los poetas malditos, secar mis lágrimas y maldecirme por los errores cometidos. Tengo que mirarme a un espejo y sentirme feliz de ser quien soy, hablarle al Felipe de otros años, encarar el héroe que no soy.

Tengo que visitar el campo, jugar con un perro y caminar descalzo sobre el pasto. Tengo que ver a mi familia, estar sólo para saber a quien quiero y qué quiero. Jugar con Susana para que vuelvan a mi las ganas de vivir, darle un abrazo a mi papá y escuchar sus descabelladas soluciones. Hasta ese día no habrá paz en mi corazón, y mucho menos lo habría en el tuyo.

Si ese día aún quieres estar a mi lado yo sabré recompensar tu espera. Cuando amo lo hago con todo el corazón, me la juego toda. Ahora es muy poco lo que puedo ofrecerte. Solo el dolor de recordar a cada tanto a quien ya se ha ido.

No creas que quiero que vuelva. Diana ya presentó en sociedad a su nuevo novio y ese golpe (uppercut derecho que pega en la mandíbula y noquea por varios días) no se recupera fácil. Felipe ya es un actor de reparto, un doble que cuando no va se ahorran un refrigerio en producción.

Tampoco es que haya otra persona. Así don Víctor diga que yo le echo cuento a todas las deportistas que entrevisto, sabrás que es una charla, lo dice porque con la sobrina de él, Melissa, hablo mucho. Estará celoso. Además que don Víctor siempre está queriendo que cerremos temprano, es su forma de presionar.

No tienes que esperarme tampoco. Eres la persona más perseguida que he conocido en esta ciudad de mujeres feas (jeje). Tú eres excepción y lo sabes porque te lo repite toda La República, el taxista, el médico, los que van los que vienen. Sos vos la que ha tenido que frenarle los impulsos a medio mundo.

Yo sé que Andrés sigue interesado pese al chicharrón tamaño familiar que trae entre los bolsillos. Si querés dale, con él te puede ir mejor. Además tú sabes que en cualquier momento vuelva a Medellín, ya don Víctor lo aviso en la reunión. De pronto el día de estar con alguien de mi no quedará ni el recuerdo.

Seguí tu vida, conmigo sólo puedes contar en mucho tiempo. O como el amigo del té frutos rojos para escuchar música y recordar los tiempos que se fueron. Ahora no, tal vez no era el momento de encontrarnos. Pero gracias por venir.

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