viernes, octubre 10, 2008

Fue un placer

Lo decidí a última hora. Una buena invitación a almorzar a alguien a quien le debo mucho; por su culpa ahora vivo en Bogotá, y aunque no la he tratado como se merece hemos tenido una amistad que ha perdurado las relaciones sentimentales de ambos.

Esta vez había un motivo para celebrar. Hace poco se ganó el "Warren Sánchez" de periodismo y había que celebrarlo. Cayo un palo de agua mientras nos encontrábamos, pero ya en el restaurante, un lujoso pero barato almorzadero en el centro bancario, la conversación tornó por lugares más calurosos.

Me habló de sus amores contrariados, el premio... le hablé de mi resurrección y muerte y de todos estos días. Pero lo bueno llegó acompañado de la risa. En un restaurante elegante terminamos hablando como dos amigos en un lumpanar. Reimos a carcajadas e hicimos obra de teatro en cada una de las historias que me contamos.

Aún me duele el estómago (en realidad se llama el diafragma si la memoria no me engaña). Ahora veo que los amigos suelen perdurar que los amores, por lo cual privilegiaré los primeros.

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