sábado, octubre 04, 2008

Hola ANNA (relatos eróticos)

No tengo el valor para escribirte este mail pero creo que las difíciles preguntas si tienen respuesta. Fue un momento difícil aquel en que me arrinconaste con tus preguntas, pero aquí en la amplitud de mi cuarto pretendo respondértelas, así tú nunca las leas.

Empezaré por decirte que nunca había hecho cuentas de quién ha sido mi mejor amante, ni la mejor vez. Había pasado por el mundo sin necesidad de hacerme esas preguntas y tampoco fueron necesarias. He sido feliz en los brazos de muchas personas y hacer un ránking es bastante difícil.

La mejor amante fue sin duda Natalia. Ella tenía la clave para que todo fuera perfecto, a su lado conocí todas las ventajas de mi cuerpo... y obviamente del de ella. Cuando me embarqué en esa relación fue una noche de hace ya tres años. Hablamos mucho y de repente ella me dio un beso, un beso que había deseado por meses. Aquella vez cuando iba en el taxi a mi casa sabía que había dejado el niño y que en adelante la vida no sería la misma.

Y no fue una cuestión de sexo porque por esos días ya habían pasado algunas personas. Era una cuestión de amor. Natalia era virgen siempre. Cada vez que se desnudaba pareciera que fuera la primera vez y la luz parecía que por primera vez llegara a ella. Tenía un cuerpo pulcro, fresco y un olor que nunca había sentido en mi vida. Todo en ella era limpio.

Durante un año jugamos a descubrirnos, un mes antes de terminar encontre en su labio inferior un lunar que ella nunca se había visto. Lo bauticé Felipe y espero que ahora, cada vez que se mira a un espejo no se tenga que acordar de mí. Ojalá sea feliz. Estoy seguro que alguien hay a su lado, es una mujer demasiado bonita para estar sola.

En cuanto a la mejor vez es difícil. Hagamos un ranking de tres.

La tercera fue una vez, después de Natalia. Ella se llamaba Viviana y si algún día recuerdo su apellido te lo daré. Vivía a las afueras de Medellín en una casa finca que sólo tenía 40 problemas: 40 gatos.

El papá de esta chica me recogió en mi casa y me llevó a la casa finca, un lugar soñado para pasar el resto de los días. Los gatos algún día tendrían que morir. Ese día jugamos a buscarnos en cada rincón, salimos a caminar y tomamos un camino al lado de un río. Subimos mucho y conversábamos, parecíamos en una película de amor.

Nos hemos encontrado un camino por un bosquecito, bastante tupido y por ahí nos ingresamos. Las cabezas ya estaban demasiado calientes para no pensar en lo que se venía. Viviana tiene una piel blanquísima y unos senos grandes que cubría siempre con lencería bordada de la mejor calidad. Su cuerpo no es tan hermoso como el de Natalia pero era un volcán apenas uno le ponía un dedo encima. La música del agua sirvió como estimulante.

Encontramos una piscina natural y por los siguientes minutos todo fue un éxtasis innarrable. Nos olvidamos de la gente, éramos ella, la naturaleza y yo. Su cuerpo no era tan bonito desnudo. Esa noche amanecí en su casa luego de haber tomado un vino al lado de una fogata, ella era bonita pero nunca quise estar a su lado. Nunca quise acceder a ser el tipo que ella buscaba aunque aún extraño la cómoda cama de aquella noche.

En el segundo lugar está una persona de la que nunca has escuchado hablar pero que es innevitable hacerlo. Se llama Diana Cornejo y es mi última pareja, con ella compartí una parte muy productiva de mi vida.

La conocí por internet a través de una comunidad virtual. Resultó ser una persona estupenda... pero no hablemos más de la cuenta. Esa vez fue a finales de marzo, estaba yo en Bogotá y me despedía de mi trabajo. Ella vino a hacerme la visita durante una semana y se quedó en mi casa.

Yo tenía un vino para cuando ella llegara. Una noche lo destapamos y lo tomamos con queso y chocolatina. Decía ella que así se lo toman en Europa. Estaba César y con él lo compartimos. Empezamos a hablar los tres y yo me sentía muy cansado. Diana llegó a uno de sus temas predilectos, el ex novio árabe, por lo cual opté por quedarme dormido sobre sus piernas. El mundo se me fue mientras escuchaba de lejos las historias ya conocidas, los rezos del tipo este, su vida obra y milagros. César si le prestaba atención.

Se acabó el vino y César fue a su pieza. Nosotros a lo de nosotros, empezó un juego de desnudos, de buscarnos y negarnos, de amarnos. Esa noche sentí amor, amor de verdad. Esa noche respiré gracias a ella y no quería dormirme al tener frente a mí a niña tan hermosa. A ella la amé como a nadie y durante el año y medio que estuvo a mi lado fue la única mujer que desee. Su recuerdo es el más vivo de todos.

En el primer lugar no tenemos a nadie, ese puesto, ese sitial de honor aún no ha sido ocupado. Y si no quise decirte esto cuando me lo has preguntado es porque no quería intimidarte cuando vieras la pasión con la que hablo de ellas. Preferí escribirlo para demostrarte que en mi vida hay un espacio, el más importante por llenar.

Hay un libro de nuestro ídolo Héctor Abad Faciolince que se llama Fragmentos de Amor Furtivo. Es muy bueno y te recomiendo que lo leas hasta el último capítulo. Después que quieras darte la oportunidad de vivir como todo mortal te lees el capítulo final. No quiero que sientas que te hablo con ese último pedazo de la historia.

Resulta que en Fragmentos de Amor Furtivo se cuenta una intensa historia de amor. De esas que uno no debe leer en tiempos de despecho o tusa. Pero el punto es que esta chica moldeaba a todos sus amantes una máscara en yeso antes de terminar con ellos. Tenía un garaje lleno de máscaras de todo clase de tipos, científicos, profesores, y hasta ganaderos. Su historia estaba contada en cada una de esas caras.

Al protagonista de la historia le llegó su turno de pasar a ser la máscara. Natalia, Diana, Carolina, todas ellas ya tienen una máscara en yeso, no puedo negar que las amé como a nadie en mi vida. Que mientras estuve con ellas hice todo lo posible por hacerlas feliz, y cometí muchos errores, pero con ninguna me faltó amor. Todas se han ido a brazos de otra persona y todas me han dejado el mismo día que se van para donde otra persona. Santiago, Juan Miguel, son nombres que no recuerdo con mucho cariño.

Pero todas ellas ahora son máscaras frías, retratos de otras épocas... incluso Diana, aunque el yeso aún no se ha secado.

La parte más bonita de mi vida no ha llegado... Y soy capaz de amar como nunca. Es verdad, ya he caminado mucho y ahora no me encuentro en el mejor momento. Armé mi vida alrededor de una persona que ya no está, pero yo sí estoy. Yo sé que nosotros dos, Anna y yo, no vamos a estar juntos. Empezando porque no quiero estar con alguien por lo menos durante un par de meses. Espero que tu curiosidad haya sido satisfecha y que después de esto sigas siendo mi amiga, gracias por acompañarme en este difícil momento.

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